Haberlo sabido antes
“Haber sabido antes que con guita se arreglaba violar la cuarentena...” (De Indignado, en Twitter)
Marzo de 2020. Alberto decreta cuarentena estricta. Todo el mundo encerrado, sin contacto social, sin ir a atender a los padres ancianos ni al amigo enfermo porque rebelarse será castigado. No hay tutía para nadie. El coronavirus acecha. No se trabaja en forma presencial, se pierden trabajos, se destruyen vínculos. Cierran comercios, quiebran comercios, desaparecen comercios. No están permitidas las clases. Que los chicos usen la computadora y que se arreglen los que no tienen. Atrapen a la abuela que fue a la plaza, sola con su sillita, a tomar sol porque le hace bien. Impidan al padre abrazarse con su hija moribunda. Que otro padre cargue en brazos a su nena enferma hasta la frontera provincial, donde se le impedirá pasar. Que los médicos, los enfermeros, los camilleros, los técnicos y el personal de limpieza de los hospitales trabajen de sol a sol para atender a los enfermos y que los arreglen con unos pocos pesos.
Julio de 2020. La cantidad de muertos crece exponencialmente. Las restricciones continúan para todos salvo para los inquilinos de una casona de Olivos donde vive el firmante del decreto. Allí se celebra una fiesta, a la que Alberto concurre, aunque en principio lo niega. Un cumpleañitos con invitados, torta y velita. Ni policías acechadores ni distanciamiento social ni siquiera barbijo. Fiesta y a otra cosa, amigos, que mañana, cuando nos descubran y nos manden ante el juez, arreglamos el entuerto con chaucha y palito.
“Haber sabido antes que con guita se arreglaba violar la cuarentena… muchos habríamos sacado un crédito para dar un último abrazo” fue el mensaje de una cuenta muy conocida en el ambiente tuitero: Indignado. Con ese humor lacerante que pone foco en la realidad más cruda, Indignado resumió el sentimiento de muchísima gente frente a las últimas informaciones sobre la causa judicial que se le abrió al Presidente y a su pareja por haber celebrado una fiesta infringiendo el propio decreto presidencial. La Justicia, en principio porque la decisión será apelada, le acepta a la pareja pagar entre los dos 3 millones de pesos para cerrar el expediente. Trascendió que Alberto sacaría un préstamo para saldar “la deuda”.
Suena a nada cuando el propio Alberto demandó por 100 millones de pesos a Patricia Bullrich por difamación, por haber dañado su honor cuando dijo que el Gobierno intentó colocar un socio local en la compra de vacunas de Pfizer para cobrar un “retorno”.
Hay quienes hablan de egoísmo. Otros de canallada. El filósofo francés André Comte-Sponville decía que el egoísta no hace por el prójimo todo el bien que debería y que el canalla es el que le hace más daño del que podría. Que se es egoísta por defecto y canalla por exceso. Lamentablemente, ni el egoísmo ni la canallada están tipificados en el Código Penal.