Hay que modernizar la escuela
Sin educación no hay desarrollo de las capacidades humanas, no hay posibilidad de crecimiento de las personas y, en consecuencia, de las sociedades que conforman un país, una nación. Sin educación no hay posibilidad de innovación y desarrollo sostenible. No es casualidad que, por primera vez en su historia, el foro internacional G-20 -que se realizó recientemente en la Argentina- le haya otorgado un lugar central a la discusión de la política educativa.
De acuerdo con un documento presentado por la Comisión Internacional sobre la Financiación de las Oportunidades para la Educación Mundial, unos 263 millones de niños y jóvenes no van a la escuela y 25 millones nunca han ido a clase. Y ya se estima que más de dos tercios de los niños en edad escolar en países pobres no lograrán superar la educación primaria en 2030. Un dato no menor es que el número de niñas que no empiezan la escuela es el doble que el de niños.
Cada niño o niña en cada rincón del mundo tiene derecho no solo a asistir a clase, sino también a una educación de calidad, porque un gran porcentaje de los que asisten a la escuela no alcanzan el mejor aprendizaje debido a un sistema educativo que no logra adaptarse a estos tiempos, a las nuevas necesidades e intereses de los alumnos. Es hora de comenzar a pensar y aplicar políticas que tiendan puentes entre el presente y el futuro de la educación; para esto se necesita virar el timón y encaminar los procesos de generación de conocimiento con un único objetivo: el fortalecimiento y la innovación de las instituciones educativas.
Para que la escuela recupere el reconocimiento y el lugar que se merece, es necesario poner en práctica estas ocho propuestas: consensuar un plan integral de educación que supere los términos de las políticas partidarias; articular el trabajo del sector público y privado para lograr más aprendizajes para más alumnos por más tiempo; continuar con la expansión del nivel inicial y fortaleciendo la atención de la primera infancia; profundizar en un sistema nacional de información y evaluación educativa que nos diga con claridad adónde estamos para decidir adónde queremos ir; abrir los límites de la escuela y permitir el ingreso de nuevas tecnologías que faciliten el aprendizaje tanto para los docentes como para los alumnos; brindar actualización docente en busca de nuevos modelos educativos, de nuevas formas de enseñanza, de nuevos paradigmas; repensar desde la base la formación de nuevos docentes, que traspasen el aula y se adapten a las nuevas generaciones de estudiantes; transformar la educación secundaria en lugares de realidades y no de ficciones. Los alumnos no quieren más "como si". Quieren y necesitan aprender haciendo, involucrándose en la realidad de su entorno. Quieren y necesitan trabajar en proyectos desafiantes, guiados por docentes que se apasionen con ello.
Directora de Escuelas Agrarias y Rurales, Subsecretaría de Desarrollo Territorial
Victoria Zorraquín