Idea muy extraña
Por si usted no sabe qué significa la palabra "paradoja", vea lo que dice la Real Academia Española: "Llámase paradoja a toda idea extraña a la común opinión y al sentir de las personas; a la aserción inverosímil que se expone con apariencias de verdadera; a cierta contradictoria figura del pensamiento". Así, entonces, es muy posible que usted considere pertinente la sospecha de que el comportamiento humano -en sus mil distintos tonos de verde- es crudamente paradójico.
Comprobaría que lo es si usted se animara a husmear los meandros de la política, o bien si se largara a explorar (a tientas, como gorila en la niebla) los recovecos de la fe religiosa, o si pretendiera, temerario, encontrar las claves del sentimiento amoroso. En síntesis, hay una montonera de asuntos que prestan sustancia a la vida de todos los días y que, curiosamente, mandan al diablo la pura razón cartesiana y llevan agua al molino de las paradojas.
En este mundo hay cada vez más ricos -por suerte-, pero también hay cada vez más menesterosos. En la historia de la humanidad nunca hubo -como hoy- tantas sectas esotéricas y tantos predicadores espiritualistas, pero a la vez nunca hubo -como hoy- tanta voracidad posesiva y materialista. Políticos y diplomáticos dieron origen a la Naciones Unidas para que no hubiera más guerras, pero no hay noticia de que alguna vez hayan evitado una trifulca de ese orden.
Una paradoja macabra acaba de aportarla una consultoría londinense, la Campbell Johnson, que atiende los intereses del negocio tabacalero.
En un informe que dejó de ser secreto, los peritos de esa firma pronosticaron que el cigarrillo está llamado a cumplir una abnegada función social. ¿Cuál? La de conseguir que mucha gente fallezca a edad relativamente temprana, para así contrarrestar una tendencia ya notoria: las expectativas de vida, sobre todo en el Primer Mundo, crecen sin pausas.
En la actualidad, suman 340.000 los seres humanos que sobrepasaron los 100 años de edad (1855 en la Argentina), pero se estima que el planeta alojará a más de 6 millones de aquí a cuatro décadas. Campbell Johnson advierte que tan exagerada longevidad provocará serios problemas demográficos que sólo el tabaco podría resolver. "En tanto agente cancerígeno, ha de limitar el número de tantas personas mayores sin recursos, que sobreviven a expensas de costosas redes de asistencia", dice ese informe.
Para ser concisos: por un lado, eminencias médicas celebran que el progreso científico permita extender los límites de la vida; por otro, no faltan tipos que, guadañas en ristre, incuban ideas extrañas a la común opinión. Vea, en serio, quizás hubiese convenido que usted ignorara qué significa la palabra "paradoja".
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