La Corte Suprema y el pedido de la oposición: salven la república
"Massa hace lo que quiere con el reglamento de Diputados, o le que le mandan a hacer; Cristina impone su agenda en busca de impunidad y venganza en el Senado, de espaldas a los problemas de la sociedad, como la crisis económica y la pandemia; el Presidente, con lo que le hizo a Horacio con la coparticipación, demostró que no tiene palabra. Lo único que queda es la Corte Suprema, nosotros damos pelea, pero necesitamos que la Corte se expida rápido para salvar la república".
Con esa dureza se manifiesta un diputado de Juntos por el Cambio, describiendo una sensación de inseguridad frente a un gobierno que, para ellos, no respeta ninguna regla de convivencia política.
En los últimos días comenzó a notarse una demanda creciente sobre la Corte Suprema de Justicia, tanto de dirigentes de la oposición como de gran parte de la sociedad, que hace visible esa petición en las últimas manifestaciones como las del 17A o el 13S, bajo la consigna "La Corte Suprema debe salvar la República". No es casualidad que los manifestantes enarbolen esa bandera entre sus reclamos, que van desde la situación social hasta las restricciones por la pandemia extendidas a lo largo del tiempo. "Nos quieren encerrados mientras ellos van por la impunidad de Cristina", suele escucharse cada vez más seguido.
Esa demanda social ahora le llegó a la Corte Suprema, a quien le reclaman celeridad en sus decisiones, como lo hacen de manera muy notoria dirigentes de la Coalición Cívica.
En la Coalición Cívica creen que es ahora y no más adelante cuando la Corte debe actuar. "No se dan cuenta de que van por ellos también, ¿qué van a esperar? Si permiten que el Senado remueva jueces naturales, abrieron la puerta para que hagan lo que quieran", dicen, sabiendo que la voz de Elisa Carrió en estos temas es una presión que suele ser escuchada por los jueces supremos.
Los delfines de Elisa Carrió salieron fuertes esta semana a reclamar la actuación inmediata de la Corte Suprema de Justicia: "La Corte no puede esquivarle a su rol institucional más trascendente, ser custodia final del estado de derecho. Hoy tiene competencia y hay un caso de tremenda gravedad institucional. Falta saber si los jueces quieren tener autoridad y garantizar la paz o someterse a negociaciones humillantes con Alberto Fernández y Carlos Zannini", explica el diputado Juan López.
La diputada Paula Oliveto también pone presión: "Si la Corte no falla en tiempo justo. Si las internas palaciegas le impiden dar una respuesta a la sociedad. Si con su silencio avala que se lesionen las instituciones. Entonces tendrán razón aquellos que dicen que hay que cambiarla".
"La mayoría obediente y obsecuente de la vicepresidenta de la Nación en el Senado acaba de cometer un nuevo golpe institucional. Desplazaron inconstitucionalmente a tres jueces de la Nación. El hecho está consumado, la Corte debe actuar de forma inmediata", argumentó el presidente del Bloque de Diputados de la CC, Maximiliano Ferraro.
Por su parte, el legislador Hernán Reyes cree que la Corte tiene una gran posibilidad para demostrar su apego a las normas republicanas: "Cristina juega simultáneas, pero su jugada más asertiva es el corrimiento de los jueces y la reforma judicial, la Corte debería declarar la nulidad inmediata de la sanción del senado y respecto a la coparticipación, debe fallar de manera ejemplar defendiendo el principio federal de la Constitución".
Quienes conocen como funciona la Corte dicen que hoy es imposible que alguien pueda reunir los tres votos necesarios para frenar la remoción de los tres jueces que incomodan a la vicepresidenta o declarar inconstitucional la quita de fondos a la ciudad de Buenos Aires. "Ni uno, ni otro", aclaran, refiriéndose tanto al presidente del cuerpo, Carlos Rosenkrantz, en quien la oposición tiene depositadas sus esperanzas republicanas, como a Juan Carlos Maqueda, de buen diálogo con el gobierno o el mismo Ricardo Lorenzetti.
Hay otro problema, en los últimos días comenzó a circular una versión: los jueces saben que la tensión con el gobierno irá en aumento, que ese destino es inevitable, pero que no es este el momento para enfrentarse.
Mientras pase ese tiempo, es muy probable que la Corte Suprema sea visibilizada como un actor político más presente, debido a las expectativas que hay sobre ella. No solo de parte de la oposición que mira con pocas esperanzas y con mucho recelo su pasividad, sino también porque comenzarán a sentir el reclamo social de aquellos que hoy le ganaron la calle al peronismo y que no se resignan solo a verla pasar, como si el problema de la calidad institucional no los afectara directamente.
Mientras el Gobierno impone una agenda diseñada exclusivamente para el bienestar de Cristina Kirchner y la oposición reclama como un predicador en el desierto, muchas empresas no cesan en anunciar que dejan el país y los productores agrícolas comienzan a ver como una gran posibilidad mudarse a países vecinos porque la Argentina se está convirtiendo en un país sin reglas.
Esa realidad también demanda acción a una Corte Suprema que, hasta ahora, se muestra "tiempista", mientras escucha como suenan cada vez más altas las peticiones.
Eso sí, nadie asegura si finalmente atenderá el llamado.