La crisis vista desde la historia
En una situación de crisis y desconcierto como la de hoy en la Argentina, es útil recurrir a la historia para comprender la significación del proceso que se está viviendo.
Comenzando por la política, cabe señalar que desde la caída de Hipólito Yrigoyen, en 1930, ningún gobierno se desgastó tan rápidamente como el de Fernando de la Rúa. En el medio siglo de inestabilidad político-institucional que sufrió el país entre dicho año y el restablecimiento de la democracia en forma permanente en 1983, los gobiernos entraban en crisis a fines del tercero o durante el cuarto año. En el caso de la administración De la Rúa, se produjo antes de terminar el primer año de gobierno con la renuncia del vicepresidente Carlos Alvarez y el gobierno cumplió los dos años en un cuadro de debilidad política inédita. Los sondeos muestran que en diciembre de 2001, cuando De la Rúa cumplió los dos años, la imagen de su gestión en la opinión pública era más baja que la registrada tanto por Raúl Alfonsín como por Carlos Menem al finalizar sus gobiernos.
La recesión más prolongada
Siguiendo con la economía, desde una visión histórico-política, hay un dato crucial: nunca en la Argentina una recesión duró tanto tiempo. En los años 30, al país le llevó doce trimestres superar la crisis, siendo la nación del mundo que lo hizo en forma más rápida y eficaz. Ahora, en cambio, la recesión ya lleva tres años y medio, sin un horizonte de que las cosas cambien en el futuro inmediato. Puede haber habido recesiones más profundas, pero nunca tan largas, y esto resulta fundamental tanto desde el punto de vista político como social. En este marco la Argentina declara el default , que es el más grande de la historia por su monto.
Pero es en la faz social donde la dimensión histórica de la crisis adquiere mayor significación. Es que nunca la Argentina tuvo un desempleo tan alto durante tanto tiempo. Hace siete años que la desocupación no baja del 12 por ciento y en dos oportunidades -en 1995, durante el llamado efecto tequila, y ahora en 2001- superó el 18 por ciento. La medición tomada en octubre y difundida este mes mostró un nivel de desempleo similar al registrado en el récord histórico, que fue del 18,6 por ciento. Pero en los últimos dos meses la recesión se ha acentuado y, en consecuencia, al finalizar el 2001 la desocupación fácilmente esté en el 20 por ciento, que es sin lugar a dudas el récord histórico. Esta situación se da junto con un deterioro inédito en materia de seguridad pública, puesto en evidencia, entre otros indicadores, por el récord de 55 policías federales caídos durante el año, 60 por ciento más que en 2000.
Otra semana trágica
Esta crisis social se agudizó este mes con los saqueos a los comercios, precipitados porque la restricción a los depósitos significó una caída de ingresos sin precedente para los 8 millones de argentinos que están en la informalidad o el desempleo y que viven o sobreviven del gasto de los 6 millones de formalizados y de la ayuda directa de los familiares que tienen trabajo, sobre los 14 millones de personas que integran la población económicamente activa. El blanqueo laboral ha sido en los hechos poco significativo y, al carecer de efectivo los sectores de menores recursos, la insuficiencia alimentaria se ha hecho crítica. Pero esta restricción también afectó los depósitos y salarios de la clase media y esto explica su protesta espontánea en la noche del 19, que precipitó la salida de Domingo Cavallo del Ministerio de Economía.
El estallido social de la tercera semana de diciembre, el más grave desde la Semana Trágica de 1919, por primera vez produce la caída inmediata de un gobierno.
Visto desde esta perspectiva histórica, la Argentina nunca tuvo simultáneamente una crisis de esta envergadura en lo político, social y económico. Pero la historia también muestra que el país ha pasado por otros momentos difíciles, en los cuales las reservas de patriotismo, desinterés y decisión permitieron superar las crisis. Este es hoy el gran desafío de la política. O ella demuestra que tiene la capacidad para sacar el país de la crisis o ésta va a cambiar la política.