La vigencia del papa Pablo VI
Ciertamente Pablo VI, el papa del Concilio Vaticano II, cobró renovada vigencia en Buenos Aires merced a la oportuna acogida que la Pontificia Universidad Católica Argentina brindó a la tarea que despliega la institución que preserva y difunde el testimonio y las enseñanzas del papa Montini.
No dejó de ser un particular honor para la Iglesia en la Argentina que el Instituto Pablo VI de Brescia escogiera a Buenos Aires como sede de uno de sus periódicos encuentros académicos destinados a promover estudios e investigaciones sobre su figura y su magisterio episcopal y pontificio. Más aún cuando se trataba de hacer memoria y reflexionar sobre la particular relación que ese sucesor de Pedro mantuvo con América latina, un continente al que llegó como peregrino para inaugurar la II Conferencia General de los obispos de la región realizada en Medellín, en 1968, para examinar y aplicar la renovación conciliar.
Ya era entonces Pablo VI el papa de la Populorum Progressio, su primera gran encíclica social. Precisamente, los convulsionados años que siguieron al Concilio y que pueden extenderse hasta la época de Medellín conforman la primera de las tres etapas de su pontificado en relación con la evangelización latinoamericana, según la cuidadosa y fundada presentación realizada durante el encuentro académico por el decano de la Facultad de Teología, presbítero Carlos María Galli. Pero, como allí se dijo, nada expresa mejor la honda relación entre el pontificado de Pablo VI y la pastoral latinoamericana, ni el modo en que se conjugó el intercambio entre la Iglesia latinoamericana y el magisterio universal, que la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, ese monumental legado de Pablo VI.
Con amplitud, pluralismo y variedad, la relación entre Pablo VI y América latina fue abordada desde diversos ángulos con exposiciones y trabajos que, como en jornadas y seminarios anteriores desarrollados en diversas partes del mundo, serán recogidos por el instituto de Brescia.
El rector de la UCA, monseñor Alfredo Zecca, y dos obispos argentinos, José Rovai, presidente de la Comisión de Fe y Cultura, y Carmelo Giaquinta, arzobispo de Resistencia, figuraron entre los disertantes, junto a intelectuales de la talla de Carlos Floria y Alberto Methol Ferré y el jesuita Renato Poblete.
Releyendo algunas de las enseñanzas de Pablo VI relativas a América latina, fue Giaquinta quien se interrogó sobre la responsabilidad de los católicos ante la realidad social, admitió fallas y desorientaciones y consideró que si aquel pontífice pisara hoy suelo argentino, fuera al Chaco y viera "cómo la pobreza va creciendo vertiginosamente y se distribuye entre todo el pueblo, mientras la riqueza también crece vertiginosamente y va a parar a las manos de unos pocos cada vez más pocos, volvería a repetir la Populorum Progressio y los discursos que pronunció en Bogotá hace más de treinta años".