Las sucesiones o los divorcios pueden ser resueltos sin la intervención de un juez
Desde siempre, la tarea de los escribanos estuvo centrada en garantizar la seguridad jurídica, evitar los conflictos e interpretar la voluntad de los ciudadanos para brindarles tranquilidad y confianza ante el futuro. Con esos valores como ejes centrales de la función, el notariado se ha ido actualizando y modernizando en su tarea, acompañando las nuevas demandas y los cambios de la sociedad.
La alta capacitación de los escribanos fue siempre un valor destacable de la profesión y es dicha cualidad la que permitió, en las últimas décadas, realizar un análisis y una profunda reflexión académica e institucional sobre la función.
Examinar la capacidad de ofrecer cada vez más opciones a la comunidad para que resuelvan diferentes aspectos de la vida cotidiana relativos a la situación patrimonial y jurídica no solo es necesario sino que resultaría en un camino provechoso para la sociedad en su conjunto.
En ese contexto, observar lo que ocurre en otros países similares culturalmente al nuestro, y en los que también rige el notariado de tipo latino, nos permite tomar como antecedentes válidos que la incorporación de nuevas funciones al trabajo de los escribanos no hizo más que mejorar ciertos trámites en cuanto a su practicidad y agilidad.
Por ello, debemos impulsar la posibilidad de avanzar en la intervención en actos jurídicos en los que nuestra acción como escribanos permita avanzar a las partes sin necesidad de recurrir a la judicialización.
Tal como lo manifestara días atrás el ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, en la apertura de la 45ª Convención Notarial, la gestión notarial en actos como divorcios o sucesiones podría derivar en una mayor simplicidad, con el consecuente ahorro de tiempo y dinero que esto generaría.
Por ejemplo, al no tener que recurrir al proceso judicial, podríamos reducir el tiempo de una sucesión a dos o tres meses, siempre y cuando las partes estén todas de acuerdo y no haya menores de edad.
No debe ser este punto un foco de conflicto con otros profesionales del Derecho. Debemos buscar, por el contrario, un trabajo conjunto que agilice procesos y que, por medio de la desjudicialización, permita una mayor eficacia en la resolución de los problemas y las demandas de la sociedad.
Plantear como una realidad estas nuevas opciones, que como se dijo ya se han implementado exitosamente en otros países, es una necesidad imperiosa cuyo debate derivará en modificaciones legislativas que lleguen a la mejor solución posible.
La discusión que se dio al plantearse la llamada “Ley Bases” en torno a una reforma sucesoria es un antecedente que abrió las puertas al tratamiento amplio de la jurisdicción voluntaria. Es ese el punto de partida de un enorme desafío para el Derecho argentino y es el camino por el que debemos avanzar.
Como siempre, debemos hacerlo con el convencimiento de buscar las mejores opciones, que no son otras que aquellas que garanticen la seguridad jurídica y la paz y prosperidad de nuestra sociedad. El notariado argentino, como lo ha hecho a lo largo de su historia, estará siempre dispuesto a construir ese crecimiento y a avanzar en todo aquello que permita perseguir ese noble objetivo.
Diego Leandro Molina, presidente del Consejo Federal del Notariado Argentino
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