Los autos eléctricos y el desarrollo sustentable
NUEVA YORK.-La clave para lograr el control del cambio climático estriba en el progreso tecnológico. Debemos encontrar nuevos medios de producir y usar la energía, de satisfacer nuestra necesidad de alimentos, de transportarnos y de calefaccionar y refrigerar nuestros hogares que nos permitan reducir el uso de petróleo, gas, carbón, fertilizantes nitrogenados y de otras fuentes de producción de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático.
Disponemos de buenas opciones, suficientes como para suponer que el mundo puede alcanzar el objetivo de controlar el cambio climático a un costo razonable (tal vez el 1% del ingreso global anual), permitiendo simultáneamente que la economía mundial siga creciendo y elevando el estándar de vida. Uno de los avances más apasionantes que se vislumbran en el horizonte es la nueva generación de autos eléctricos.
En la época en que aparecieron los primeros automóviles, a fines del siglo XIX, había muchas clases de autos que competían entre sí -de vapor, de batería, motores de combustión interna-. Los motores diésel y nafteros ganaron la competencia con el éxito del modelo T, que salió de la línea de montaje en 1908. Cien años más tarde, la competencia se renueva.
Se cierne sobre nosotros la era de los vehículos eléctricos. El Toyota Prius, un vehículo híbrido-eléctrico que se introdujo en Japón en 1997, señaló un avance inicial. Al conectar un pequeño generador, una batería recargable, al sistema de freno de un auto estándar, el híbrido incrementa el motor normal con un motor alimentado a batería. El rendimiento por litro de nafta se incrementa lo suficiente como para hacer que el híbrido sea comercialmente viable, y los vehículos que ahorran gasolina se harán aún más comercialmente viables cuando los consumidores sean gravados por el dióxido de carbono que emiten sus vehículos.
Y hay más innovación por venir, encabezada por el vehículo híbrido recargable de General Motors, el Chevy Volt, anunciado para 2010. Mientras el Prius es un automóvil normal de combustión interna con un motor pequeño, el Volt será un vehículo eléctrico con un motor adicional.
La batería del Volt será de última generación, de alto desempeño, con iones de litio, que promete un rendimiento de 64 kilómetros por carga y un tiempo de recarga de seis horas, utilizando un enchufe hogareño normal. Según las pautas básicas de promedio de manejo, el Volt puede cubrir alrededor de 110 kilómetros por litro de nafta.
Larry Burns, el visionario director de investigación y desarrollo de General Motors hasta su reciente retiro, considera que los vehículos eléctricos representan mucho más que una oportunidad de ahorrar combustible, por importante que sea ese ahorro. Según Burns, la era del vehículo eléctrico modificará la red de tendido eléctrico, redefinirá los patrones de conducción automovilística y, en general, mejorará la calidad de vida en las áreas urbanas, en las que vive y circula la mayoría de la población mundial.
En primer lugar, existirán muchas clases de vehículos eléctricos, incluyendo el híbrido recargable, el vehículo exclusivamente alimentado a batería y vehículos alimentados por pilas de hidrógeno, esencialmente una batería alimentada por una fuente externa de hidrógeno. Estos diversos vehículos podrán reabastecerse con innumerables fuentes de energía.
Energía solar, eólica o nuclear -todas ellas libres de emisiones de CO2- pueden alimentar la red energética que recargará las baterías. De manera similar, estas fuentes de energía renovable pueden emplearse para separar el agua en hidrógeno y oxidrilo, usando después el hidrógeno para alimentar las celdas de hidrógeno combustible.
En segundo lugar, la capacidad de almacenamiento de estos vehículos desempeñará un papel importante en la estabilización de las redes de tendido eléctrico. Los vehículos a batería no sólo se recargan en el tendido eléctrico, sino que, cuando no están en uso, también pueden alimentar el tendido eléctrico durante los lapsos de demanda máxima. Esta flota de automóviles se convertirá en una parte de la red eléctrica y serán administrados de manera eficiente (y a distancia) para optimizar el momento de recargarse y de devolver energía a la red eléctrica.
En tercer lugar, los vehículos eléctricos inaugurarán un nuevo mundo de vehículos "inteligentes", en el que los sistemas de sensores y la comunicación entre vehículos proporcionarán protección contra choques, elección de rutas según el tráfico y control remoto del vehículo. La integración de la tecnología informática y del sistema de propulsión del vehículo introducirá nuevos estándares de seguridad, comodidad y mantenimiento. Son ideas visionarias, pero sin embargo están a nuestro alcance en el plano tecnológico. Aunque la implementación de estos conceptos requerirá nuevas formas de asociación entre la esfera pública y la privada.
Las empresas automotrices, las empresas de servicios públicos, los proveedores de banda ancha y los constructores viales del gobierno deberán integrarse en una acción conjunta. Cada uno de estos sectores necesitará nuevas maneras de competir y de cooperar con los otros. El sector público tendrá que proporcionar nuevos fondos para permitir que esta nueva generación de vehículos llegue a comercializarse, por medio de inversiones en investigación y desarrollo, subsidios al consumidor y apoyo ofrecido a la infraestructura complementaria (por ejemplo, puestos de recarga en lugares públicos).
La nueva era del vehículo eléctrico es un ejemplo de las grandes oportunidades que están a nuestro alcance a medida que pasamos de la insostenible era del combustible fósil a una nueva era de tecnologías sustentables. Hoy, nuestros negociadores en el tema del cambio climático pelean entre sí porque sólo conciben el cambio climático en términos negativos: ¿quién pagará el costo de reducir el uso del combustible fósil? Sin embargo, la visión de Burns respecto del automóvil nos recuerda que la transición hacia la sustentabilidad puede traernos verdaderos progresos en calidad de vida.
Y eso no sólo ocurre en el caso de los automóviles, sino también en la elección de los sistemas energéticos, el diseño edilicio, la planificación urbana y los sistemas de alimentación (recordando que la producción y el transporte de alimentos originan una sexta parte del total de las emisiones de gases de efecto invernadero).
Debemos repensar el desafío que representa el cambio climático como una oportunidad para lanzar un cambio y una cooperación globales destinados a producir avances tecnológicos que nos permitan alcanzar un desarrollo sustentable. Al aprovechar los adelantos tecnológicos de vanguardia y estimular nuevas clases de sociedades público-privadas, podemos acelerar la transición mundial a las tecnologías sustentables, beneficiando por igual a los países pobres y los ricos. Y encontrar así una base para los acuerdos globales sobre el cambio climático, que hasta el momento han resultado innegociables.