Los espejos
En uno de los relatos más conocidos de Jorge Luis Borges, el narrador abomina de los espejos porque, metafóricamente, "multiplican el número de los hombres". Vivimos en un tiempo en el que ciertamente la multiplicación del número de hombres y mujeres en espacios abiertos y cerrados se ha tornado hasta cierto punto motivo de abominación, porque puede a su vez multiplicar el número de contagios. También la composición de esta imagen trabaja sobre esa impresión: por un momento, podemos percibir la duplicación del espacio fotografiado, e incluso ver que el número de peatones que recorren la zona es exactamente el doble del real. Al contrario de la frase citada, aquí la multiplicación recreada por los espejos adquiere una connotación positiva, al conseguir que el espacio público de las ciudades que atraviesan nuevos confinamientos no parezca tan desolado.