
Los millennials, jóvenes de ayer
“No hay tiempo que no se acabe ni tiento que no se corte” dice Martín Fierro. Y a los millennials (esos sujetos nacidos entre 1980 y el nuevo siglo) les llega el turno de hacerse adultos. Lo explica, con sensibilidad típica de millennial Anna Silman, columnista de The New York Times.
Silman los declara “oficialmente viejos”. Hoy la Web es un territorio hostil para ellos y la Generación Z (sus sucesores, nacidos entre 1997 y 2012) confiesa que siente cringe por ellos: por sus medias hasta el tobillo, sus emojis de llorar de risa, sus “literal” y su obsesión con Harry Potter. “¡Ey! Nosotros inventamos el tener cringe”, se quejará algún millennial.
Durante un par de décadas fueron los amos y señores de las redes, los mimados por el Mercado y los dictadores de las tendencias. Hoy saben que cuando se habla de jóvenes ya no se está hablando de ellos. Bienvenidos, millennials, a la adultez. Déjense tentar por ella; no está tan mal, incluso está muy bien, y siempre es mejor que una juventud impostada.
Y además:
La pugna generacional hoy es entre millennials y zoomers. Los primeros acusan a los segundos de ser ermitaños semianalfabetos, que pudren su mente con TikTok y se radicalizan siguiendo a streamers de ultraderecha. Y las tensiones latentes pasan a convertirse en guerra abierta.







