Los servicios de emergencia en la pandemia
A través de los años, los servicios de emergencias médicas se convirtieron en un baluarte prehospitalario, pero la pandemia los colocó en un status superior, especialmente en el primer tiempo de nuestra cuarentena cerrada, donde cumplieron una misión humanitaria, extralimitando ampliamente su razón de ser.
La suspensión de las consultas programadas en consultorios, las interconsultas por cirugías, las cirugías programadas, incluido consultas odontológicas, fueron nuevos actores para servicios como el prehospitalario. Camilleros, telefonistas, paramédicos, choferes y profesionales médicos rápidamente estuvieron listos para el nuevo reto.
Lo único que las distintas familias tenían a mano eran las ambulancias que siempre llegaban, luego del llamado. Todo parece tan lejano, pero un año atrás la población estaba impedida de concurrir a las guardias, a los centros de consultas para evitar aglomeraciones, tránsito y contagio del covid.
Reconocer el trabajo del personal de salud nunca será suficiente por su entrega, por su idoneidad, por su eficiencia; pero la geografía de esa gratitud se limita a los hospitales y sanatorios. Por eso, ya con un poco más de tranquilidad, porque tenemos una población donde ya son más lo vacunados que los que adolecen de vacunas, es importante destacar el trabajo del personal de ambulancias en domicilios que fue convocado por todo tipo de síntomas, ante la imposibilidad de la atención habitual. Especialmente destacar que, traspasando las barreras de sus propios miedos, siempre estuvieron en los domicilios en los que fueron requeridos.
Mención especial merecen las ambulancias que, ante la falta de camas, se convirtieron en salas ambulantes de cuatro ruedas conteniendo y asistiendo por horas, a pacientes graves que esperaban poder ingresar a hospitales o sanatorios.
Según una encuesta realizada el servicio médico domiciliario fue uno de los que mejor funcionó en cuarentena, dicho por sus propios usuarios. Nuestros equipos profesionales debieron abordar con enorme idoneidad consultas no habituales para un médico de emergencia. Los tópicos iban desde dermatológicas, oftalmológicas, odontológicas, ataques de pánico, ataques de ansiedad, depresión, angustia, entre otros.
Si bien de la pandemia todos hemos aprendido y seguiremos aprendiendo, el esfuerzo colectivo de quienes estuvieron en la primera línea de acción, merece el reconocimiento no sólo de la ciudadanía sino, en un futuro no muy lejano, nos obliga a que discutamos el rol de este servicio dentro de la atención primaria de la salud. La pandemia del covid-19 le ha dado una nueva impronta a los retos que habitualmente enfrentan a diario los profesionales de los servicios de emergencia.
Debimos, a como diese lugar, prepararnos y adecuarnos a nuevos protocolos, formas de trabajo, y adopción de rigurosos mecanismos de prevención de contagio del virus, todo en 24 horas dado que la misión es y será salvar vidas y también proteger a los profesionales médicos y paramédicos.
Presidente de la Fundación Observatorio para la Medicina Prehospitalaria