Mangabeira Unger, el ministro de Lula al que Obama deslumbró en Harvard
Fue su profesor a fines de los años 80. De aquella época recuerda que llegó a admirar al joven estudiante por sus cualidades humanas y por su inteligencia excepcional. Ahora, como ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, afirma que Obama "tiene las tres cualidades más importantes en un hombre público: coraje, tenacidad y esperanza", cruciales para enfrentar los desafíos que tiene por delante
El hombre que Luiz Inácio Lula da Silva nombró como ministro para pensar el largo plazo de Brasil le dio clases al primer presidente negro de Estados Unidos. Y no fue un profesor más para Barack Obama, que lo recordó como el "mejor" en la conversación telefónica que mantuvo en noviembre con el jefe de Estado brasileño, cuando éste lo felicitó por la victoria electoral.
El antiguo profesor de la Universidad de Harvard y ahora ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, Roberto Mangabeira Unger, también guarda un buen recuerdo de Obama. "Tiene las tres cualidades más importantes en un hombre público: coraje, tenacidad y esperanza, cualidades que se necesitan en este momento, que es un punto de inflexión en el mundo", dijo Mangabeira a LA NACION desde su despacho en Brasilia.
Sin embargo, el mejor profesor de Obama cobija sus temores. "La trayectoria del gobierno de Obama dependerá de la política y del pensamiento. El elemento más frágil en todo el mundo en esta situación de crisis son las ideas. ¿Dónde están las ideas? Yo confieso: mi angustia es que podamos desperdiciar esta oportunidad por falta de audacia y por falta de imaginación."
Al igual que Obama, Mangabeira comparte una historia multicultural. Nacido en Río de Janeiro hace 62 años, de madre brasileña y padre germanoestadounidense, se crió en Estados Unidos hasta los 11 años, cuando retornó a su país. Tras recibirse de abogado, a los 22 años se marchó a la Universidad de Harvard, para hacer un posgrado.
En 1976, se convirtió en el más joven profesor de la Escuela de Derecho de Harvard y más tarde se destacó como intelectual de izquierda. Allí le dio clases al ahora nuevo presidente de Estados Unidos, que pasó por esa casa de estudios entre 1988 y 1991.
"Recuerdo especialmente un curso sobre alternativas institucionales, que él tomó conmigo", relata el catedrático. Era un seminario de 40 alumnos, pero Obama sobresalía. "El título del curso era "Democracia realizada" [así se llamaría uno de los 15 libros de Mangabeira Unger]. Y después desarrollé una relación amistosa con él [por Obama]", recuerda quien fue nombrado en 2004 miembro de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias.
En 2005, Mangabeira Unger calificó al de Lula como "el gobierno más corrupto de la historia de Brasil". Dos años después dejó Harvard porque Lula lo convocó para crear el Ministerio de Asuntos Estratégicos.
En cambio, su opinión de Obama por ahora no ha variado. "Yo tenía admiración por él", recuerda Mangabeira. "Es una persona muy buena. Además de ser un hombre con una inteligencia excepcional, demostró en el curso de su trayectoria cualidades morales de envergadura. Cuando él se formó en nuestra escuela, despreció el camino fácil de participación en las grandes firmas de abogados y fue a trabajar como abogado de los trabajadores pobres en Chicago. Es una persona que demostró la capacidad social de acreditar el ardor con el sacrificio."
El funcionario brasileño observa que el sucesor de George W. Bush "tiene todas las características de los americanos inteligentes: desconfianza de las abstracciones doctrinarias y gran interés en el sentido pragmático experimentalista". Pero Mangabeira se resiste a hablar mucho sobre la persona de Obama porque considera que lo importante no es él sino el momento de "apertura" que atraviesa el pueblo norteamericano. "Ellos están más abiertos a un cuestionamiento, el más alto que tuvieron desde la década del 30."
"EE.UU. ha vivido bajo una hegemonía conservadora y uno de los presupuestos de esa hegemonía fue el malogro del Partido Demócrata en construir una alternativa de ese orden", lamenta el ministro de Lula. "El electorado popular americano fue confrontado con dos partidos que tenían proyectos económicos muy semejantes. Esto está siendo desmontado."
El problema, según Mangabeira, es la falta de ideas renovadoras. "Lo que veo es un resquicio de ideas del pasado. En el caso del gobierno de Obama, con excepción de las designaciones en el área de energía, son personas a las que conozco muy bien, inteligentes y expeditivas, pero tienen en general ideas muy convencionales. Si fuéramos a inferir la trayectoria del gobierno a partir de las ideas de esas personas, el horizonte programático estaría muy circunscripto: se definiría básicamente por seis puntos."
El primero: la regulación de los mercados. El segundo: la adopción de políticas fiscales y monetarias expansivas. Tercero, el uso del poder del gobierno federal para ampliar la cobertura de los seguros privados de salud. Cuarto, el fomento de las energías renovables y el avance en los programas frente al cambio climático. Quinto, el mayor respeto por el multilateralismo en las relaciones internacionales. Sexto, retirar las tropas de Irak y colocarlas en Afganistán.
"Desde el punto de vista de lo que existía antes, puede parecer mucho -admite el ministro de Asuntos Estratégicos-. Pero desde el punto de vista de la impaciencia transformadora que está en evolución en EE.UU. es muy poco. Lo que sucederá es que el presidente, que es una persona con una visión más amplia que la mayor parte de sus colaboradores, oscilará entre el horizonte programático reducido al que ellos tienden y las expectativas y aspiraciones disconformes del país."
Alianza crítica
En ese contexto, Mangabeira piensa la relación de Brasil y sus vecinos con Estados Unidos. "En América del Sur estamos en condiciones de construir un tipo de alianza crítica con EE.UU. como nunca hubo."
El ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, de tenso vínculo con el canciller Celso Amorim, propuso en el gabinete de Lula una nueva relación de su país con Washington. "Dejemos a un lado los contenciosos comerciales anteriores sobre temas como proteccionismo agrícola y abramos dos grandes frentes de acciones de una dimensión mucho mayor."
"En primer lugar, iniciativas que podríamos emprender, conjuntamente con Estados Unidos, de innovaciones institucionales ejemplares al servicio de la ampliación de oportunidades económicas y educativas. Un segundo frente es construir respuestas comunes a la crisis financiera internacional."
En cuanto a la innovación institucional, Mangabeira observa: "Estados Unidos está buscando una secuela al proyecto de Roosevelt y nosotros también, en América latina, debemos buscar un nuevo modelo de desarrollo. Hay áreas especialmente propicias para las acciones conjuntas". Estas son: agrocombustibles -"teniendo en cuenta que en el sector de energía el nuevo presidente hizo algunas designaciones interesantes"-, educación e impulso a las pymes.
Mangabeira considera clave el debate de estas instituciones: "No se logra una economía de mercado más inclusiva sin reconstruir las instituciones que la definen. El viejo conflicto respecto de Estado y mercado está muriendo y comienza a ser reemplazado por un nuevo conflicto respecto de las formas institucionales alternativas de la economía de mercado y de la democracia política, de pluralismo económico y de pluralismo político. Y ahora Estados Unidos está abierto para eso".
El otro frente de diálogo con Estados Unidos versa sobre la crisis. "Tanto la Argentina como Brasil forman parte del G20. Dentro y fuera del G20 podemos trabajar con EE.UU. para construir respuestas ante la crisis financiera internacional", señala el ministro.
Pero antes de hablar con Estados Unidos, recomienda discutir puertas adentro, en la Unasur. "Nuestro gran proyecto de Unión Sudamericana aún carece de un cerebro. Hablamos de comercio, integración logística y energética, raramente de instituciones comunes; hablamos de todo, menos de lo que más importa, que es la estrategia de desarrollo. No hemos tenido esa discusión. Por eso llamo al gobierno argentino y a la sociedad argentina a que organicemos ese debate, no sobre EE.UU., sino sobre nosotros."
Quién es
Nombre y apellido:
Roberto Mangabeira Unger
Edad:
61 años
Infancia en EE.UU.
Nació en Río de Janeiro, hijo de Artur Unger, abogado y empresario, y nieto, por lado materno, de Octávio Mangabeira, político brasileño. Se crió en EE.UU. y a los once, tras la muerte de su padre, regresó a Brasil con su familia.
De Harvard al gabinete
En 1969 volvió a EE.UU., para estudiar en la Universidad de Harvard, donde luego enseñó hasta que en 2007 el presidente Lula lo invitó a sumarse a su gobierno, como ministro de Asuntos Estratégicos.