Movimiento obrero
Muchos se hicieron ricos mientras perdían peso sin dejar de ser robustos. La gran mayoría envejeció haciendo una visible transición de la clase obrera al gerenciamiento de un gremio, a su vez convertido en empresa con muchas empresas propias que viven de ese gremio. Así blindaron su círculo.
Divididos pero nunca desorganizados, con una pata díscola dispuesta a tirar algún puntapié y un brazo siempre preparado para saludar al poder de turno, los sindicalistas argentinos creyeron durante años que siempre serían la representación corporativa de los trabajadores. El discurso fue válido durante gran parte de la extensa decadencia de la Argentina, un período durante el cual arreglaron para siempre sus patrimonios personales.
Un día de 2001 casi celebraron la caída de Fernando de la Rúa y al día siguiente encontraron que la calle había sido tomada por movimientos piqueteros que los habían reemplazado en la base social más precaria. Fue así como perdieron el monopolio del reclamo. Eran la "columna vertebral del peronismo" y ahora se conforman con vivir a costillas de los afiliados y del Estado. Más por tradición que por convicción, como ante cada elección, ayer sumaron su apoyo al candidato del peronismo.