La Liga
Cristina Kirchner presentó su libro Sinceramente en el polideportivo Ernesto Gehrmann, en Posadas, el sábado pasado. Antes de subir al escenario saludó en persona a Finito, el mítico jugador misionero que con sus 2,11 metros marcó una época en el básquetbol, entre los sesenta y setenta. Gehrmann jugó en la prehistoria de la Liga Nacional, la competencia que nació en 1984 y que transformó la organización y la calidad de ese deporte en el país.
La Liga es una plataforma de dirigentes, técnicos y jugadores que vio hizo nacer la Generación Dorada. Dos décadas después del primer partido de ese campeonato, la selección argentina ganaba una medalla de oro en los Juegos de Atenas, luego de ser subcampeona en el Mundial de Indianápolis, en 2001. La Liga siguió exportando cada años decenas de jugadores a los torneos europeos y hasta a la NBA. El retiro de la Generación Dorada (solo sigue jugando Luis Scola) hizo temer que la selección volviese a los días en los que se conformaba con ganar alguna competencia sudamericana. No fue así. En China, los sucesores de Ginobili están confirmando el valor de continuar durante tantos años una buena política. Tal vez el país encuentre un buen ejemplo tirando al aro. ¿Quién sabe?