
Un código único, que nos sirve a todos
Que los españoles llamen tomate a lo que los argentinos y uruguayos llamamos papa no está bien ni mal. Son dos formas distintas, y coloquiales, de referirse al "roto o agujero hecho en una prenda de punto, como una media, un calcetín, un guante, etc." (según la definición del Diccionario de la lengua española).
Esta situación es oportuna para comparar y divertirse con los juegos del idioma, y recordar, para aquellos hablantes muy jóvenes que a lo mejor nunca oyeron la expresión, una buena cita de autor. En el Diccionario del habla de los argentinos, se transcribe un ejemplo tomado del libro La cueva del chancho, del escritor y dibujante argentino Geno Díaz: "Más de una camisa no era otra cosa que cuello y pechera y que dentro de los zapatos brillosos se ocultaban medias con más papas que un mercado".
Esto es, también, ponerse de acuerdo a partir de las diferencias. No importa tanto si decimos que hablamos castellano o español, sino cuánto cuidamos este precioso código común para casi 500 millones de hablantes. Además, ésta es ya una discusión antigua y ociosa. En su libro Castellano, español, idioma nacional (Losada, 1943), el gran lingüista español Amado Alonso zanjaba la cuestión: "Castellano y español nombran a un mismo objeto con perspectivas diferentes. Y aun en el correr de la historia, la visión subjetiva que corresponde a cada nombre ha ido cambiando, ya por mudar su dirección, como «castellano» en los siglos XV y XVIII, ya enriqueciendo la perspectiva del uno con la referencia inclusiva del otro, como lo manifiestan aquellos nombres de «lengua española castellana» o «castellana española»".
Todos, entonces, tenemos derecho de contribuir a acrecentar y mantener el tesoro lingüístico. Por ejemplo, señalando ciertos usos incorrectos, como hizo la lectora Pilar Leidi, el 12/08, en su correo electrónico titulado "Más errores aún": "Otra muestra de desprolijidad, no porque sea la única ni nueva, sino porque esta se encuentra hoy en un título de la edición electrónica: «¿Quiénes son los actores mejores pagos de las series?»".
Tiene razón la lectora, este uso se ha vuelto muy común, tanto que Fundéu consideró necesario ocuparse de él en el artículo "Las mejor vestidas, y no las mejores vestidas", del 23/09. "Las palabras mejor y peor se mantienen invariables cuando se corresponden con bien y mal. Sin embargo, no es raro que estas dos voces se usen incorrectamente en plural, especialmente ante participios, en frases como «Las generaciones actuales son las mejores preparadas» y «La conocida actriz entra en la lista de las peores vestidas gracias a su traje violeta».
"En casos como éstos, mejor y peor son las formas comparativas de bien y mal, por lo que funcionan como adverbios y en consecuencia no varían en número, de modo que en los ejemplos anteriores lo correcto habría sido «Las generaciones actuales son las mejor preparadas», porque están bien preparadas, y «La conocida actriz entra en la lista de las peor vestidas gracias a su traje violeta», porque iba mal vestida.
"Sí es correcto hacer el plural cuando se aplican a nombres como formas comparativas de bueno y malo, como en «Es la candidata que ha mostrado los mejores vestidos hasta ahora», es decir, ha mostrado buenas prendas de vestir."
La red social Twitter (de la que hablamos en la columna pasada) tiene integrantes también muy preocupados por estos temas, como @Delcorrector y @CorrectorOK que, ¡en solo 140 caracteres!, hacen su contribución. La siguiente es de @CorrectorOK: "Ejemplo de «no bien». «Te voy a llamar no bien (en el momento en que) llegue a mi casa». Es incorrecto: «Te voy a llamar ni bien llegue... »". Así es, en el DRAE, en la entrada correspondiente a no, se define así: "~ bien. 1. loc. conjunt. Tan pronto como. No bien amanezca, saldremos de viaje".
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