No se salva nadie
"Un embrión es un argentino con derechos"
(Del senador Esteban Bullrich)
Sí, Esteban. Un embrión es un argentino en tanto la madre decida parir en la Argentina. Balcarce es el perro del Presidente hasta que a Macri se le acabe el mandato y el agua a nivel del mar hierve a 100 grados centígrados y cuando la hornalla está encendida y la pava, encima.
Tanto revuelo por lo que dijo el senador de Cambiemos como si fuera la primera vez que suelta algo para el anecdotario. El "Bullrich dixit" atesora momentos imperdibles. Por ejemplo, cuando delante de María Eugenia Vidal, en un acto público, festejó que haya "cada día un pibe preso" y que los vecinos bonaerenses tengan "todos los días un metro más de asfalto" (es decir que para cinco cuadras de asfalto tienen que esperar 500 días...). Y cómo olvidar aquella vez que, siendo ministro de Educación de la Nación y en medio de reclamos docentes, justificó que ganaba 90.000 pesos en que su responsabilidad era mayor que la de los maestros. No hay dudas de que es un muchacho sincero, que dice lo que piensa. Y que si pensara lo que dice zafaría de que lo burlaran. Ahora: ¿es el único caso? De ninguna manera. Seguramente, muchos lectores estén pensando que furcios como esos son la nada misma comparados con la labia doctoral de muchos políticos con más prontuario que el gordo Valor. Ni tanto ni tan poco. Para los delitos está el Código Penal. Para las gaffes, la psicología, y para quienes trabajamos con las palabras, la delicia de comentar los yerros ajenos .
No nos vayamos tan atrás. Ya sabemos que el menemismo y el kirchnerismo (De la Rúa tuvo poco tiempo) fueron pródigos en inventar términos, amoldar conceptos y hasta cambiar significados. Macri es un autodidacta que promete. Según él, un candidato a la Corte tiene que tener una trayectoria "impepinable", como dijo en una entrevista que le hizo el programa A dos voces al principio de su gobierno. Hace poco, emocionado porque la National Geographic visitaría el país, afirmó que la Argentina tiene "atractividades" por donde se la mire. Habrá que buscarlas en el terreno, porque en el diccionario no figuran.
Obviamente que los bloopers florecen en todos los partidos. Se recuerda el caso del massista José Ignacio de Mendiguren preguntándose ante cámara: "¿Qué nos queda a nosotros que somos la corrupción?", en lugar de decir "oposición".
No se salva nadie, ni siquiera Trump, que dio por ocurrido un atentado en Suecia mucho antes de que pasara. ¿Y el viaje a Japón en una hora y media de Carlos? Ah no. Para atrás dijimos que no.