Omnipotencia, impotencia y potencia
Los seres humanos podemos asumir distintas actitudes frente a la vida. Te invito a considerar tres de ellas:
1. Omnipotencia. El lema de la persona que se coloca en esta posición es: "Yo puedo siempre". Es aquel que, por ejemplo, trabaja sin parar. ¿La razón? No puede identificar dónde está el límite. Dicha falta lo lleva a vivir permanentemente creyendo que todo lo puede, a toda hora y con cualquier persona. Obviamente el cuerpo no reconoce esta "mentira" y lo detendrá, en algún punto, a través del síntoma. A veces, incluso a través de la enfermedad. Esta primera actitud esconde en el fondo una gran inseguridad.
2. Impotencia. Aquí la persona está desvalida, siente que no tiene fuerzas, capacidades y fortalezas para enfrentar la vida. En ocasiones quien se siente impotente le echa la culpa a alguien más de sus propios males. Solo ve sus debilidades, por lo que no es capaz de pararse en sus fortalezas. La victimización, la queja constante, el dar lástima son algunas de sus formas de vincularse con los demás. Dirá, por ejemplo: "Me siento observado y exigido por mi jefe, o mis padres". Así coloca al otro en un sitio donde le entrega el "poder de punición" (la mirada castigadora). El impotente se infantiliza y busca depender de otra persona como un niño, o vive con un gran temor de ser castigado o lastimado.
3. Potencia. Ni omnipotente ni impotente. La persona potente es aquella que:
- a. Puede identificar sus fortalezas y sus debilidades, sus virtudes y sus defectos.
- b. Reconoce sus límites y se percibe como alguien "cansable". Su capacidad de ponerse límites a sí mismo lo conduce a una actitud de fortaleza frente a los proyectos que tiene por delante. El potente no coloca los límites en el otro. No expresa: "Mi mamá o mi papá no me deja". Jamás la explicación de lo que nos sucede comienza en alguien más. Todos podemos pararnos en nuestras fortalezas para seguir creciendo, a pesar de nuestras debilidades.
- c. Hace las cosas porque quiere. Cuando alguien se ubica en la posición de impotente, dice: "Yo dejé todo por vos", o: "Yo hice esto porque te quiero". En cambio, la persona potente es consciente de que lo hace porque quiere, de que su esfuerzo vale la pena. No necesita pedir afecto (el afecto no se puede reclamar). Así mantiene el control.
- d. Administra la crítica. Cuando gritamos y explotamos siempre perdemos. "Quien se enfada siempre pierde", dice el dicho popular. Esta actitud es típica de la persona que se siente impotente y recurre al golpe, al maltrato, a la descalificación. Siente que no posee los recursos emocionales para manejar la situación. A diferencia de la persona potente que administra la crítica. Muchos viven frustrados y enojados con su propia historia y desplazan, a través de la agresión, su bronca hacia otros, o sencillamente la "vencen" ignorándola. Hay padres que se ponen a la altura de sus hijos y pelean con ellos. Los chicos se someten por miedo, no por autoridad. Ese papá, esa mamá, se sintió impotente, no supo cómo actuar y, como resultado, generó miedo. Es muy probable que en el futuro el hijo o la hija le pase factura.
- e. Se defienden produciendo: Las personas potentes no viven a la defensiva sino que viven mejorando. Por ejemplo, alguien que tiene un espacio en su trabajo, y produce algo allí, no necesita defender su espacio. Se defiende produciendo. Los exitosos se defienden exactamente igual que los no exitosos. Ambos cometen errores. La diferencia está en que los exitosos lo son porque han corregido sus propios errores, han aprendido de ellos y han construido hacia adelante. Mientras que los no exitosos no los han corregido y han escogido vivir echándoles la culpa a los demás, perpetuando así su estado de frustración.
- f. Canalizan su angustia a través de la acción: Quien se considera potente canaliza su angustia a través de la acción. Todos tenemos "microfrustraciones" que se van acumulando a lo largo del día. Sin embargo, el omnipotente las niega y las oculta, el impotente se derrumba y el potente se para en su potencial, en lo que puede hacer. Mediante la acción gasta y hace que disminuya su nivel de angustia.
Todos poseemos debilidades y fortalezas y cargamos con historias que, si las compartiéramos, haríamos llorar a más de uno. Pero las hemos atravesado y superado porque nos paramos en el lugar de la potencia.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com