Pasos
Cuando estudié Lógica, en la UBA, de la mano del gran Carlos Alchourrón, descubrí algo de lo más interesante (y perturbador). En general, con honrosas aunque nunca consistentes excepciones, los dirigentes echan mano de falacias y sofismas en su discurso público. Basta escucharlos tres o cuatro minutos y destilan construcciones reñidas con la lógica. No necesariamente con la razón, que es otra cosa. Pero claro, la lógica es políticamente incorrecta. No entraré en detalles. No hoy.
Estos días descubrí algo más. Algo que solo se ve en perspectiva. Hace prácticamente 40 años que, como todos, recibo el mensaje de que la Argentina está ante un cambio inminente. Esto no es verdad. No solo no es verdad porque en casi 40 años parece no haber cambiado nada, sino porque, para volver todo discursivamente más bonito, en casi 40 años han cambiado muchas cosas sutiles. Tal vez la dirigencia debería tener el coraje de decir, de una vez por todas: “Gente, tenemos que sacrificarnos para construir una nación que ninguno de nosotros va a ver”. Muchas de nuestras miserias se deben a expectativas falsas que nos obsequiaron y que no pusimos reparos en aceptar. A una nación le lleva décadas dar tan solo un par de pasos. Y nos quedan muchos aún.