Permiso para circular
En la Argentina, la política suele ser circular. Aunque en el trayecto abunden el zigzag, los cambios de rumbo, las traiciones, las reconciliaciones y los indultos. Al final, siempre volvemos al punto de partida. A los mismos problemas (irresueltos y agravados). Para dejar expuesto lo que tenemos (o lo que perdimos). Y lo que somos. Aunque haya cambios de piel, de amigos y de enemigos. El poder (por presencia o por carencia) ordena y dibuja la viciosa circunferencia. Una parábola de final sencillo de pronosticar y de desarrollo impredecible. Tal vez, pocas trayectorias políticas lo sinteticen mejor que la de Sergio Tomás Massa.
Empleado, aliado, némesis y socio clave del kirchnerismo, según tiempos, humores sociales, intereses y ambiciones. Hoy, de visita en Estados Unidos, el titular de la Cámara de Diputados, busca explotar a favor del cuarto gobierno kirchnerista los vínculos labrados otrora con el poder permanente del norte, al calor de las escandalosas confidencias y descalificaciones que reportaba contra el matrimonio bipresidencial Kirchner-Fernández de Kirchner. Quedó registrado en los cables (filtrados) de la embajada norteamericana. Una visa vitalicia. El círculo que no ahorca fortalece. Y presta servicios.