Poético fin de ciclo en el Recoleta
Tras el cierre de las muestras actuales se evaluará la programación artística de la nueva gestión


Las búsquedas de cuatro artistas locales de distintas generaciones se lucen en el Centro Cultural Recoleta. Con la instalación como excusa argumental para el montaje de sus trabajos, los artistas convocados por el comité de programación del CCR (cuya programación caduca este mes) establecen recorridos sobre sus trayectorias y poéticas, y a la vez transforman el espacio que alberga los trabajos hasta el 31 de julio. Inspirados en el cine, la arquitectura, la escenografía o la historia, suman pliegues reflexivos a una producción constante.
A partir de agosto se evaluará la programación artística de la nueva gestión del Recoleta, a cargo de Jimena Soria, que coordinó la Bienal de Arte Joven en la ciudad. Por lo pronto, en 2016 no se publicaron catálogos de las muestras exhibidas en la Sala Cronopios, como se hizo hasta el año pasado. También el mes próximo comenzarán ciclos de cine, teatro, danza, letras, música y cultura urbana, además de residencias creativas con artistas de diferentes puntos del país y los proyectos de investigación y creación que resultaron electos de las convocatorias por la nueva gestión.
Escribir con luz y salvar el paisaje
El primer día es el título de la exposición de Augusto Zanela (Buenos Aires, 1967), un conjunto de tres instalaciones que ocupan dicha Sala Cronopios, dividida a su vez en tres espacios autónomos. Al cuidado de Adriana Lauria, los trabajos de Zanela recrean el primer acto creativo divino, el del Génesis, en un operativo conceptual que incluye una maraña de 160 tubos de neón colgados del techo de la sala, en la que se instaló un gran espejo en una punta de la sala y un banco de madera en la otra.
Según la curadora, Zanela escribe "luz con luz", a la vez que manifiesta la necesidad que determinadas épocas tienen de buscar alguna clase de iluminación. En tiempos de Juan José Aranguren, la instalación de Zanela adquiere además un sentido irónico, una especie de desafío lumínico al flamante ministro de Energía devenido activista ecológico.
"Las otras instalaciones también trabajan con variantes lumínicas: la luz negra o radiación ultravioleta para Anamofía-Cuerdas, tres cuerpos geométricos flotando en el espacio que se deforman o recomponen según el punto de vista del observador, y Luzazul, un palíndromo visual, que realiza la hazaña técnica de coordinar dos sistemas cromáticos de naturaleza completamente distinta y que produce un efecto de evanescencia del texto", dice Lauria. Desde hace años Zanela investiga los procesos de formación e interpretación de imágenes en fotografías, videos e instalaciones.

Cuentan en el CCR que la reacción del público es en general de asombro y también lúdica. "Zanela es uno de los artistas más serios, trabajadores e interesantes de la actualidad –dice la curadora-. Su proceso de investigación y de búsqueda tiene muchos puntos de contacto con lo que hace un investigador de cualquier disciplina, y en él confluyen muchos saberes, entre ellos su formación como arquitecto, ya sea para manejar el espacio como para poner en marcha a un grupo de personas para producir estas obras." En la antesala de Cronopios un video muestra el backstage de El primer día: https://web.facebook.com/CentroCulturalRecoleta/videos
La tierra tiembla es el título de la muestra de Gabriela Golder (Buenos Aires, 1971), que reúne varios trabajos de esta artista audiovisual. Tierra quemada, un video de 8’ 30’’, fue filmado por Golder en Cerro Mariposa (Chile), y narra con una cámara al ras del suelo los cambios en el paisaje provocados por el humo. A las imágenes Golder les suma el sonido de cantos de pájaros que, se puede imaginar, huyen del bosque.
"Disección obsesiva de gestos y textos. Un circuito dialéctico entre imágenes dantescas y serenas, repletas, ilusoriamente vacías, ilusoriamente calmas", escribe Golder, que también presenta un video hecho con drones que filmaron una persecución de refugiados sirios en Croacia y Ensayo para Ulrike, donde dos niñas (desde diferentes pantallas) leen un texto de Dario Fo sobre Ulrike Meinhof, integrante de la banda Baader-Meinhof en los años setenta. La tierra tiembla propone un recorrido entre obras realizadas por Golder durante los últimos años. En muchas de ellas, cuando el paisaje es puesto en tensión por el Estado o la naturaleza, se define un territorio posible a partir de lo que queda.
Dibujar con cera y escanear el cine

En la Sala 10, Matías Ercole (Buenos Aires, 1987) presenta otro acto de prestidigitación en el Recoleta. Te creo, te destruyo es una serie de dibujos del artista que se exponen de manera inusual. En pocos años, Ercole ha creado una iconografía, un universo visual ya reconocible en el panorama del arte local. En esta oportunidad, sus paisajes fantasmagóricos, similares a decorados de una ópera oscura, saltan de la pared al piso de la sala y se sostienen con armazones de hierro y bolsas de arena.
Junto con Sol Ganim, Ercole diseñó un espacio teatral para el drama de sus dibujos con cera y tinta, de gran tamaño, y que se replican en pequeñas obras colgadas e iluminadas como si hallaran al borde del precipicio de la imagen. La muestra es también, de algún modo, una suerte de instalación donde los dibujos aparecen como fragmentos o escenas que rehúyen de la imagen total.
"Bonheur es una instalación que toma como base visual y conceptual el primer minuto de la película Sans Soleil (1983) de Chris Marker. Esa primera parte plantea la idea de una situación que para el narrador representa la felicidad y la sitúa al comienzo del film entre imágenes negras", dice Carolina Magnin (Buenos Aires, 1975). Una impresión fotográfica de veinte metros ocupa el largo (y el centro) de la Sala Prometeus.
Las imágenes de felicidad de los tres niños se entrelazan con el papel negro, que amenaza la estabilidad de la pequeña narración y le aporta misterio. Magnin cambia el orden secuencial y altera la transparencia de los fotogramas iniciales del film de Marker, y lo somete a un reinicio permanente. Otra vez la mano de la artista infunde elocuencia e inquietud a las imágenes fijas y posibilita reflexiones sobre la representación, la memoria y la convivencia riesgosa entre diferentes soportes.

Las muestras se pueden visitar hasta el 31 de julio, con entrada libre y gratuita.