Por una educación que iguale, encuentre y permita soñar
Tiempos difíciles. Nadie puede decir lo contrario. Sobre todo, para aquellas y aquellos que sufren las desigualdades y que están del lado de la brecha donde la pobreza y la falta de oportunidades castigan; y fuerte. Frente a ello, el desafío es el trabajo coordinado y en equipo. El psicólogo Daniel Kahneman expresó que necesitamos "pensar rápido, pensar despacio". Todos y todas. Oficialismo y oposición. Organizaciones y sociedad civil.
Este libro de Kahneman apunta que las personas tenemos dos tipos de pensamiento: uno rápido, emocional e intuitivo; y otro más despacio, racional y reflexivo. De aquí se deriva que en la mayoría de las ocasiones, nuestro comportamiento se deja llevar por cuestiones más bien pasionales. La política es un claro ejemplo de ello, donde muchas veces las discusiones tienen tintes más pasionales que reflexivos.
En este sentido, la pandemia exige actuar rápido, tomando decisiones en tiempo real, pero también con argumentos sólidos. En ese camino y en esa meta, la educación es lo más importante. Aunque sea motivo de eslóganes, la realidad es que no hay nada sin educación. Nada.
Aprender la lección. La pandemia nos deja lecciones y desafíos que tienen que ver con los niveles sanitario, económico y social, desde una perspectiva de la interdependencia, que nos atraviesa de manera transversal. "Necesitamos conocer, reeducarnos, reorganizarnos en cada aspecto que atañe a lo social: educación, trabajo, recreación, cultura, salud", me escribió Roxana en Facebook la semana pasada y me pareció un comentario muy interesante, porque coincidimos en la esperanza de lo que significa la educación. Así como ella, usuarios y usuarias de redes sociales comparten solidariamente sus puntos de vista conmigo.
Esa lección que tenemos que aprender implica pensar rápido y despacio en medio de un panorama que no es muy alentador: en el informe "Education in the time of COVID-19 and beyond", la ONU publicó que en el mundo nos enfrentamos a una "catástrofe generacional que podría despilfarrar un potencial humano incalculable, socavar décadas de progreso y agravar las desigualdades más arraigadas". El mismo informe indicó que la "pandemia ha causado el trastorno más grave registrado en los sistemas educativos en toda la historia".
¿Quedan dudas de que es necesario fortalecer la educación? Hace falta dotarla de una infraestructura macro (invirtiendo en obras para que internet y los datos lleguen a todos lados); y de una infraestructura micro (con recursos que garanticen que cada estudiante disponga de las TICs -Tecnologías de la Información y la Comunicación-). Tener internet y una red de fibra óptica en Argentina que les permita aprender a los y las estudiantes no puede ser un eslogan; tiene que ser una realidad. Y no solo eso: la escuela de hoy, no es la misma que teníamos hace cinco meses; por eso, es momento de reformular los saberes y contenidos.
Argentina y, fundamentalmente Córdoba, necesita una nueva escuela: más inclusiva, más equitativa y con espacios aptos para la socialización y el intercambio. Una escuela que cree las condiciones adecuadas, materiales y pedagógicas para revertir las desigualdades. En ese sentido, el cierre de Jardines Maternales en la provincia de Córdoba es una grave decisión que no hace otra cosa que quitarle oportunidades a la primera infancia.
Sin inclusión e igualdad no hay educación. Los Parques Educativos de la ciudad de Córdoba que hicimos en la gestión municipal anterior y para siempre, son una muestra de convergencia. Aunque algunos discursos cargados de estigmatizaciones hablen de "zonas rojas", nosotros preferimos hablar de "rojo corazón"; así lo sentimos con las familias y las organizaciones con las que hicimos realidad los cinco Parques Educativos que tiene Córdoba.
Por eso, lejos de desmantelar el Sistema Educativo Municipal, hay que fortalecerlo. Tomo las palabras de Silvia: "Ojalá que entre todos los Argentinos podamos ver más allá de nuestro escueto entorno". Por su parte, Isabel me escribió: "Se debe proteger al máximo a quienes están en la línea más frágil, así como defender los derechos adquiridos". Lo digo como vecino, como cordobés y como argentino: al igual que muchos lectores y lectoras, también soy padre de tres hijos en edad escolar y sueño con un mejor presente y futuro para ellos y ellas.
Poniendo como foco la primera infancia, es importante dotar de recursos al Servicio de Protección de Derechos para Niños, Niñas y Adolescentes (SPD) en lugar de desmantelarlo. Córdoba no puede debilitar este servicio gratuito pensado para promover la defensa y la restitución de derechos en situación de vulnerabilidad, con equipos interdisciplinarios.
Nuestra provincia no es una isla y los números interpelan al país. No podemos dejar pasar de largo la advertencia de Unicef Argentina: si no se detiene la caída económica en el país, la pobreza infantil podría alcanzar al 72,9% de niñas y niños. Es fundamental convocar al diálogo a través del Consejo Económico y Social y poner como prioridad la niñez y la adolescencia.
Es sin grieta. ¡Vaya tarea! Se trata de dejar de lado las discusiones sin sentido para construir la unidad que necesitamos no solo en Córdoba y Argentina. Beba, en alguna red social, me dijo: "Imposible cerrar la grieta si del otro lado hay oídos sordos y siguen ofendiendo". En la misma línea lo dejó claro Mercedes: "Empatía que tengan por los jubilados, los trabajadores, los niños, por los que hacen grande nuestra Patria".
Es sin privilegios para unos pocos. Los gastos superfluos de la política le quitan recursos a la educación. Para fortalecerla, hay que establecer prioridades y empezar por los más postergados. Gastón lo dejó muy claro: "Impulsen que (los políticos) no tengan jubilación de privilegio; recorten el gasto político que es la mayor pérdida del país. Ya".
Los gastos superfluos de la política le quitan recursos a la educación. Para fortalecerla, hay que establecer prioridades y empezar por los más postergados
De entre los mensajes que leí, destaco, también, el de Laura: "Nuestra historia es cíclica, basta leer algunos libros de historia para saberlo, y basta entender lo que se vive década a década para confirmarlo. El cambio llega cuándo las personas cambian, maduran, crecen, aprenden, comprenden y comienzan a pensar en los demás y en un todo".
Si tenemos un problema de educación lo tenemos todos. En ella está la esperanza de seguir eligiendo a nuestro país para vivir, para desarrollarnos, para crecer y, en definitiva, para ser felices. La educación achica brechas y desigualdades; y reduce la vulnerabilidad, la pobreza y la violencia. No podemos permitir que la advertencia sobre la "catástrofe generacional" de la que habló la ONU se lleve puestos los sueños de todos. ¿Hacia dónde vamos si más de un millón de niños y niñas no vuelven a la escuela? Vamos hacia una emergencia educativa, tal como mencionaron diputadas y diputados del radicalismo de Córdoba.
Somos un país que eligió el encuentro como forma de construcción social. Nuestros abuelos, abuelas, bisabuelos y bisabuelas lo saben. Tal vez tenemos que buscar ahí. Solo así podremos construir la esperanza y la posibilidad de un mejor presente y futuro. Nuestros mayores logros y satisfacciones se dieron con trabajo en equipo.
Es con educación y solo con educación.
Presidente UCR de Córdoba