Sedentarismo asesino
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que un 60% de la población mundial no realiza la actividad física recomendada. El sedentarismo caracteriza los comportamientos laborales y domésticos de gran parte de la población, poco dispuesta a hacer ejercicio en su tiempo libre y proclive a utilizar medios de transporte "pasivos". Es así que las enfermedades no transmisibles asociadas a la inactividad física son el mayor problema de salud pública en la mayoría de los países del mundo.
La epidemia del sedentarismo se extiende con índices más elevados entre las mujeres respecto de los hombres. En una lista de 160 países incluidos en el estudio de la OMS, Kuwait y Arabia Saudita encabezan el ranking, con más de la mitad de la población sedentaria. La Argentina ocupa el puesto 18°, quedando entre los 20 que menos actividad física desarrollan, con apenas un promedio del 41%, cercano a otra decena de países. Brasil es el más sedentario de la región con un 47% de su población que no realiza ejercicio, contribuyendo a hacer de América Latina el área más sedentaria del mundo. Uruguay y Chile se mantienen en forma, siendo los mejores de la región.
Por eso es lógico que la Argentina presente uno de los índices de sobrepeso y obesidad más altos de América del Sur, y sea el país de América Latina y el Caribe con más varones adultos obesos, habiéndose duplicado ese porcentaje entre 1980 y 2014.
La actividad física regular reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional, y es fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso.
La OMS distingue entre actividad física y ejercicio. Este último reviste características de planificación, estructura, repetición y objetivo específico. La actividad física comprende al ejercicio, pero lo excede pues incluye también todas aquellas actividades que exijan movimiento corporal.
Mejorar la dieta y realizar actividad física favorece la reducción de la mortalidad y la morbilidad. La tecnología, que muchas veces conspira contra el movimiento, idiotizándonos por horas frente a pantallas de dispositivos varios, también ofrece herramientas útiles a la hora de cuidar la salud. Para muchos, las apps de fitness ofrecen una enorme variedad de posibilidades a la hora del entrenamiento. Celulares inteligentes, pulseras que miden las calorías quemadas o el ritmo cardíaco, dispositivos para contar los pasos o simplemente escuchar música mientras ejercitamos, están a nuestro alcance. Se calcula que superan el número de 30 mil las aplicaciones disponibles, algunas más inspiradoras que otras, sin necesidad de concurrir al gimnasio.
El cambio de estación invita a ponerse en forma, a prestar atención a la alimentación, a realizar ejercicio; un esfuerzo que vale la pena sostener a lo largo de todo el año porque en ello nos va la vida.