¿Seguiremos siendo república en el año 2022?
La situación general del país es gravísima y por lo tanto muy preocupante desde varios ángulos. Nunca en la Argentina se había llegado a este nivel en el que se suman varios ingredientes que no se han dado en casos anteriores. La desesperanza y el agobio de la población están apagando las pocas reservas que tenía nuestra república para salir de este atolladero.
La pobreza, el hambre, el desempleo enorme, la usurpación de tierras, la inseguridad creciente y peligrosa, la anomia generalizada, el fraude electoral recurriendo a la retribución mediante la provisión de alimentos o dinero, la inflación, el permanente ataque a empresas y empresarios, el nivel de presión fiscal exagerado, la falta de justicia adecuada y a tiempo, la falta de libertad en el comercio, el adoctrinamiento ideológico en las escuelas, el desentendimiento por parte de los funcionarios que gobiernan de la real situación que vive la población, la falta de vacunas y las incertezas sobre la provisión de las dosis venideras, la indiferencia y el desconocimiento de los problemas esenciales por parte de nuestro presidente, las mentiras y contradicciones (suyas y de su entorno) nos están colocando al borde de posibles hechos de violencia que podrían volverse inmanejables para el Gobierno. El país tiene dos desequilibrios macroeconómicos: un déficit fiscal nunca visto en los últimos 35 años y un exceso de pesos como consecuencia de la emisión monetaria para cubrir dicho déficit.
La inflación se incrementó del 36% en 2020 al 55% en 2021, como consecuencia del desequilibrio monetario y una política macroeconómica inentendible. Se mantiene un supercepo con el dólar, para que la inflación no se dispare, afectando a miles de empresas y empresarios que ya no pueden, siquiera, ingresar insumos para la producción. Mientras que la población se debate para poder comer, tomó conocimiento de que la familia presidencial de la Argentina violó la cuarentena, en plena pandemia por el coronavirus.
Están equivocados si piensan que atacando a las empresas generarán más empleo; si creen que con el plan de precios cuidados se restablecerá el nivel del salario deteriorado por la inflación; si estiman que la limitación significativa de importaciones no afectará a comercios, industrias y la seguridad. Con los precios subiendo un 50% interanual y la moneda depreciándose casi un 40%, no es difícil entender por qué cada vez son menos los que logran llegar a fin de mes; mientras que el Gobierno intenta paliar esta situación recurriendo erróneamente a la emisión de dinero y acelerando el proceso inflacionario.
Se prohibieron los despidos; sin embargo, no paran de cerrarse industrias y comercios ni de irse del país empresas y empresarios de diferentes rubros, lo que se ve incrementado por la limitación de importación de insumos de todo tipo, y el campo, que ha sido el motor para la recuperación en la Argentina, ha recibido el impacto de mayores aranceles. Es el momento de levantar la cabeza y el ánimo, pensando que es posible revertir la situación. Para ello, es necesario manifestarse y luchar todos los días contra estas decisiones y finalmente votar correctamente en las urnas. ¿Votaría el lector a corruptos, si al hacerlo los legitimara y justificara?
Abogados y miembros de la comisión ejecutiva de República Unida. Grupo de ciudadanos autoconvocados de la sociedad civil