Un tratamiento médico que beneficia al adulto mayor
La población argentina envejece. Se espera que para el año 2050 los mayores de 60 años sean más del 25%. En ese contexto, es fundamental que las personas sean independientes por el mayor tiempo posible, y para ello la prevención de fracturas de cadera y el restablecimiento de la función después de que ocurren son claves.
La fractura de cadera es un punto de quiebre en la vida de la persona que la padece y su familia, porque no solo afecta la posibilidad de caminar, sino que provoca incapacidad para el resto de las actividades de la vida diaria. Genera, además, altos costos en el sistema de salud. Se estima que se producen entre 500 y 600 casos de fractura de cadera por cada cien mil personas mayores, por año. El 90% ocurre en adultos de más de 64 años; con mayor frecuencia en mujeres, y es la complicación más importante de la osteoporosis. A aquellos de mayor edad que la sufren se los denomina “pacientes geriátricos”. Adolecen de pluripatología: en la hospitalización pueden presentar más de 10 enfermedades, lo que implica una situación compleja para el tratamiento.
Para obtener mejores resultados en el cuidado, tratamiento y seguimiento de las personas con fractura de cadera, la tendencia en el mundo es la ortogeriatría, modelo en el cual trabajan en equipo profesionales de traumatología y geriatría. Gracias a esta forma de colaboración, se logran menor estadía en el hospital, mejor resultado funcional, menor mortalidad, alta más temprana, menores costos y mejores resultados clínicos.
En la actualidad conviven cuatro formas de organización para el tratamiento del adulto mayor con fractura de cadera. La tradicional, donde se ingresa al paciente en el servicio de cirugía ortopédica, es el traumatólogo quien dirige todo el proceso y realiza las interconsultas necesarias. Según las cuestiones que surjan pueden intervenir, entre otros, neumonólogo, cardiólogo, psiquiatra, neurólogo, sin la figura de un profesional coordinador. Un segundo modelo convoca al geriatra como interconsulta. Este realiza visitas periódicas al servicio de ortopedia con el fin de colaborar en el proceso. También existen centros focalizados en la rehabilitación que pueden estar fuera del hospital. Cuentan con un equipo multidisciplinario, liderados por un médico geriatra y conformado por fisioterapeutas, enfermeras, trabajadores sociales y geriatras.
Por último, se establecen las unidades de ortogeriatría, que atienden a las personas mayores con fractura de cadera durante todo el proceso asistencial, con un equipo multidisciplinario conformado por traumatólogos, geriatras, anestesistas, fisioterapeutas, trabajadores sociales, enfermeras, que trabajan conjunta y coordinadamente. Su referencia fundacional es la conclusión del 6° Congreso de la Red de Fracturas por Fragilidad, que llevó a que cinco organizaciones internacionales desarrollaran un Llamado Global a la Acción, documento avalado por 81 asociaciones profesionales relevantes de todo el mundo.
Es por ello que la organización de unidades de ortogeriatría se recomienda para el tratamiento de la fractura de cadera. Está comprobado que obtiene mejores resultados a mediano y a largo plazo en cuanto a mortalidad, recuperación funcional, menor tiempo de estadía hospitalaria, menos sarcopenia, nutrición adecuada a la edad y mejor calidad de vida en adultos mayores, aun después de los 80 años. Beneficios valiosos para la persona, su familia y el sistema de salud. ß
Presidente de la Asociación Internacional de Geriatría y Gerontología (2022-2026)