Una derrota poética
Elección tras elección, los políticos suman asesores sobre asesores para las campañas. Expertos en marketing político, publicistas, politólogos, encuestólogos. sociólogos, antropólogos, semiólogos, filósofos, bigdatólogos. También astrólogos, cominicólogos, tarotistas y buceadores de arcanos. Científicos, cientistas, sabiondos y suicidas. Sobran estudios, dinero y energías al servicio de ganar elecciones. Pero los bienes son escasos (de eso va la economía). Y, al final, faltan recursos para gobernar (bien). Resultado predecible: cientos de eliminatorias ganadas y decenas de mundiales perdidos. Podrían ahorrar.
A veces todo está más cerca. Y es más barato. Como la poesía y los poetas. Fuentes de verdades, revelaciones y enseñanzas. Además, de belleza y placer. Leonard Cohen murió hace cinco años y no era argentino. Pero pudo anticipar el resultado de estas (y otras) elecciones. Se sugiere leerlo: “Todos saben que el barco hace agua. / Todos saben que el capitán mintió / Todos sienten esta desolación, / como si se les hubiera muerto el padre o el perro. / Todos hablándoles a sus bolsillos. / Todos quieren una caja de bombones. / Y una rosa de tallo largo”. Era mucho más sencillo. Más poesía. Y menos verso. Everybody knows.