Una elección clave para Trump, con las mujeres como protagonistas
Probablemente Donald Trump esté recordando "American woman", aquella canción de la banda canadiense The Guess Who que comenzaba diciendo: "Mujer norteamericana, mantente alejada de mí" ("American woman, get away from me"). Si eso ocurre, tal vez el próximo 6 de noviembre pueda superar una prueba ácida fundamental para su liderazgo: las elecciones de medio término pueden determinar el fortalecimiento de su polémica presidencia o el comienzo de un espinoso y conflictivo final. Pero si las mujeres continúan protagonizando este proceso electoral, su suerte puede quedar echada.
En el Senado el panorama luce relativamente despejado: de las 35 bancas que se renuevan, solo defienden nueve, contra veintiséis de los demócratas. Más aún, diez senadores de este último partido buscan ser reelegidos en estados en los que Trump ganó en 2016 y muchos de sus colegas deben competir en territorios en los que el presidente tiene niveles de aprobación del 50% o superiores. Todo parece indicar, por lo tanto, que el GOP (Grand Old Party) podrá mantener su muy escasa mayoría (controla en la actualidad 51 bancas). Pero cuidado: las elecciones siempre deparan sorpresas que cambian la historia. Así, en distritos que parecían asegurados, como Texas, donde el exprecandidato presidencial Ted Cruz busca renovar su mandato, apareció un popular desafiante demócrata, Beto O'Rourke, que genera una enorme expectativa.
La atención está puesta en la Cámara baja, que renueva la totalidad de sus 435 escaños, correspondientes a los respectivos distritos uninominales en los que está dividido el país. Los demócratas obtendrían la mayoría con solamente 23 victorias. Por lo general, tienen ventaja los incumbentes (legisladores que buscan su reelección), pero soplan vientos de renovación: 39 legisladores republicanos, la mayoría de ellos críticos del presidente Trump, decidieron no buscar otro mandato. Esto incluye al propio Paul Ryan, el presidente del cuerpo y candidato a vicepresidente en 2012, cuando fue compañero de fórmula de Mitt Romney (exgobernador de Massachusetts y actual candidato a senador por Utah).
Según los sondeos más acreditados, 392 de los 435 escaños tienen un favorito: 201 demócratas y 191 republicanos. De este modo, la definición dependerá del resultado de los 43 distritos restantes. Con la excepción de dos circunscripciones en Minnesota, están en manos de republicanos. Si se confirman las previsiones mencionadas y los demócratas aseguran esas 201 bancas, para llegar a las 218 que inclinen la balanza a su favor solo necesitarían retener esas dos (que están muy parejas) y robarles a sus rivales 15 de las 41 restantes. En otras palabras, será una jornada apasionante con elecciones críticas en prácticamente todo el país.
Tradicionalmente, los partidos del presidente suelen perder escaños en las elecciones de mitad de mandato, en especial luego de los siempre desgastantes primeros dos años de gestión. En este caso, esa regla favorece a los demócratas. A pesar del notable crecimiento económico, la baja tasa de desempleo y los niveles récord en el valor de las acciones, la aprobación de Trump, una de las figuras más divisivas y controvertidas en la historia contemporánea de los Estados Unidos, ronda en torno al 45%. Cuenta con un sólido apoyo entre los votantes republicanos, que se adaptaron a su peculiar estilo a pesar de las resistencias iniciales. Recordemos que muchos dirigentes de ese partido rechazaban al actual presidente, hasta el punto de conformar el movimiento interno Never Trump. Prácticamente nada quedó de aquella intransigencia de los sectores republicanos más moderados. Con una enorme cuota de pragmatismo y la intención de potenciar la agenda conservadora más consuetudinaria, la gran mayoría del GOP está alineada, por convicción o por vocación de poder, detrás de Trump.
Menos de 40 días antes de la elección, tanto los medios tradicionales como las redes sociales constituyen los principales campos de batalla en términos ideológicos y comunicacionales. Esto se verifica, en particular, en la enorme polémica desatada en torno de Brett Kavanaugh, el candidato republicano para integrar la Corte Suprema. Cuando avanzaba su pliego en el Senado, fue inesperadamente acusado de dos intentos de abuso sexual a una compañera de colegio secundario y otra de la universidad (Christine Blasey Ford y Deborah Ramírez, respectivamente). En plena ebullición del movimiento #MeToo y transitando el tramo final de la campaña, los efectos del escándalo pueden ser determinantes: podría aumentar la intención de voto por los demócratas, sobre todo entre el electorado femenino más independiente, disconforme con la reputación de Trump y su conflictivo historial misógino. De hecho, un 53% de las mujeres norteamericanas se identifican como demócratas y solamente el 37% lo hacen como republicanas.
Kavanaugh negó enfáticamente ambas acusaciones, que se remontan a comienzos de los años 80, y Trump salió a respaldarlo de manera incondicional. El presidente declaró esta semana desde las Naciones Unidas que estas imputaciones eran un intento "totalmente político" para evitar que los republicanos logren una mayoría en el Tribunal Supremo luego de largas décadas de predominio demócrata. Las consecuencias, no obstante, podrían ser extremadamente graves si se registrara una fuga en el apoyo de las mujeres blancas habitantes de los suburbios, cuyos votos catapultaron a Trump a la presidencia en 2016. Según un sondeo de Morning Consult/Politico publicado el pasado miércoles, el apoyo de las mujeres republicanas a la candidatura de Kavanaugh cayó en pocos días del 60 al 49%.
Más aún, según el Centre for American Women and Politics (CAWP), este año se registró un récord en la cantidad de candidatas que pelean por una banca en la Cámara de Representantes: 251, contra las 167 de 2016. Esto se debe, al menos en parte, a la ola feminista que se intensificó el año pasado con el movimiento #MeToo, originado tras el destape de acusaciones contra el productor Harvey Weinstein. También es importante el rechazo a las actitudes y a la retórica de Trump con relación a las cuestiones de género (recordemos que fue acusado por al menos 19 mujeres por mala conducta sexual).
El voto es optativo en Estados Unidos y la suerte de los demócratas dependerá del nivel de participación de sus seguidores. Según Washington Notes, sus votantes suelen participar menos para las elecciones de medio término que en las generales. Esta vez puede ser diferente, y no solo por la participación de las mujeres. Muchos creen que la democracia norteamericana está en peligro si se fortalece el liderazgo de Trump. O, al menos, muchas de las históricas conquistas sociales, como el seguro de salud y el sistema de jubilaciones. Algunos sectores más radicalizados del Partido Demócrata podrían impulsar comisiones investigadoras desde la Cámara baja, incluida la posibilidad de impulsar un impeachment por las acusaciones en torno a la injerencia rusa en las últimas elecciones presidenciales.