Una historia de 69 armas
Si tomamos a Macondo, la mezclamos con Estados Unidos y revolvemos bien la mezcla obtenemos a la ciudad de Miami, la capital norteamericana del realismo mágico. Allí es donde el ayuntamiento promovió un programa de desarme voluntario, para enviar esas armas a Ucrania y matar dos pájaros de un tiro.
El programa se llamó Guns4Ukraine. Ofrecieron 50 dólares por una pistola, 100 por una escopeta y 150 por un rifle de asalto. “Fue un éxito rotundo”, sostiene el concejal Ken Russell, que en cuatro horas reunió 69 fusiles a cambio de de 4.000 dólares en bonos de regalos. “Pudimos hacer una diferencia, aunque sea pequeña, pero una diferencia al fin”, agrega.
En el film Bowling for Columbine, en una pequeña secuencia animada, se muestra como las armas fueron esenciales en la historia norteamericana para una población blanca que nunca se sintió segura en su propio país. Y cuando Estados Unidos, el hogar de los valientes, no sabe qué hacer con sus propios fantasmas, los exporta a otro continente.
Y además:
En Estados Unidos hay más armas que personas y las proveniencia de estas 69 es curiosa. La esposa de un veterano de guerra con Alzhéimer se deshizo de tres de ellas. Veinte fueron entregadas por la misma persona (“sin preguntas”, exigió) y otras eran viejas carabinas o antigüedades de la Segunda Guerra Mundial.