
Una nueva era parece vislumbrarse
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Una nueva era parece vislumbrarse. El cambio de gobierno propicia un cambio de modelo social. El mensaje plantea responsabilidades para el gobernante, pero la sociedad debe asumir un rol central, no puede desentenderse, como lo ha hecho hasta ahora, no son casuales las sucesivas crisis a lo largo de tantas décadas y el país parece no tener remedio. Aquí nace una nueva esperanza, pero la sociedad deberá acompañar porque, de lo contrario, como sucedió muchas veces, los oportunistas “depredadores” volverán. Esta oportunidad es otro “nunca más”: basta del corporativismo negativo, basta del agravio a derechos de las personas.
Solo los ciudadanos comunes, unidos y bienintencionados podemos ejercer la fuerza centrípeta necesaria para evitar desviar el rumbo, para no perder la oportunidad única que tenemos en muchos años. Esta es la propuesta.
El año transita sus últimos días. El 10 de diciembre de 2023, la democracia argentina cumplió 40 años del “sí, juro” de Raúl Alfonsín, acontecimiento que significó el regreso a la democracia, y los argentinos comenzamos a conocer qué era elegir, reelegir. Es cierto, se podrá decir, con errores y defectos, pero aquel 10 de diciembre de 1983 conocimos uno de los valores esenciales de las sociedades libres, la “democracia”: se comenzó a hablar de “república”. Los tiempos posteriores no fueron de bonanzas, sino que estuvieron plagados de dificultades. El primer gobierno terminó antes, hubo otros que tampoco concluyeron, se volvió a derramar la sangre de argentinos. Sin embargo, lo que no se perdió fue la “democracia” y la “república”. Es cierto, la plenitud y la eficiencia no se han logrado aún; por el contrario, la decadencia de la Argentina se profundizó, los índices actuales así lo demuestran. Aquel sueño de haber sepultado la inflación fue solo eso, un sueño.
La realidad argentina mostró posibilidades, oportunidades; sin embargo, no se supo, no se quiso, no se pudo, consolidar uno de los pilares de las sociedades democráticas y republicanas: el llamado “desarrollo económico humanista sustentable y sostenible”; persistió el crecimiento fugaz que, como la estrella, brilla en un instante, y se pierde en la negrura del tiempo.
Las gobernanzas mostraron deficiencias, la razonabilidad y la “progresividad humanista” rara vez mostraron la eficiencia. Pero, también es cierto, el devenir de las urgencias sumió a la sociedad en conductas en las que el rechazo, la frustración, provocaron el cobijamiento en el individualismo, y con eso surgió el “sálvese como pueda”. Así, el respeto a la ley, a la institución se degradó, y estas, como muchas otras causas, provocaron el estado decadente que presenta la Argentina, cuando otrora fue potencia del mundo y faro de cultura.
Por estas razones amerita que todos asumamos, desde cada uno de los roles que desempeñamos en la sociedad, la responsabilidad de ser ciudadanos, porque los tiempos de salida de una crisis tan profunda, como la actual, no serán fáciles.
Las minorías equívocas, seguramente, buscarán recuperar territorio, sostener privilegios, aspectos que ni la democracia ni la república deben permitir. Esa acechanza seguramente no tardará en expresarse en actos concretos, aun vandálicos. Esto no es nuevo en la Argentina: ya aconteció cuando la intolerancia y la falta de diálogo provocaron desmanes, que derramaron sangre.
Por lo tanto, es necesario autoconvocarnos en el marco del orden y la responsabilidad solidaria social, el respeto a la ley, a las instituciones, para construir mediante la acción cívica y responsable, y así aportar lo posible, y que ese conjunto de aportes muestre una sociedad preocupada y ocupada por el futuro de hijos, de nietos, de todos; porque quienes profesamos los valores de la democracia, de la república, nos lo debemos.
Los partidos políticos hoy son expresiones débiles, hay un reagrupamiento social, e incluso político detrás del bien común, de recuperar la Argentina pujante que sabemos que está ahí, solo hace falta decisión de la sociedad, y ante las carencias de los partidos políticos, surgen las ONG, las agrupaciones de los ciudadanos, cuyo trabajo conjunto, patriótico, desprendido de todo egocentrismo, deberá ser la usina cívica para proveer los aportes necesarios para todos los ámbitos del quehacer social.
¿Qué hacer para que eso ocurra? Creemos que los ciudadanos y la sociedad civil sin intereses en ocupar cargos, obtener ventajas, salarios o cualquier otro tipo de objetivo económico personal, es la opción que tenemos a la mano. Solo la sociedad civil honesta, ya sea en forma individual u organizada, puede respaldar al líder que surgió del mandato popular. Es probable que ese líder con todas las facultades que le otorga haber accedido al cargo, tenga que enfrentarse con los poderes instituidos que resistirán aquellas medidas que no les convengan, al momento de implementarse las decisiones que resulten conducentes.
Entonces, la propuesta consiste en organizar la sociedad civil, ciudadanos y organizaciones no gubernamentales para dar apoyo y sustento de gobernabilidad hasta tanto el nuevo líder pueda afianzarse y superar los duros escollos que tendrá que atravesar.
Esta concepción que es posible instalar, sin embargo, no deberá descuidarse de quienes fueron parte, actores y obradores de esa decadencia. Así, ciertos sindicatos, algunos grupos empresarios, dirigentes piqueteros, probablemente intenten alterar la paz social y dificulten la gobernabilidad, con el propósito principal de forzar a cambiar el rumbo que irá marcando el líder y propiciar negociaciones espurias en aras de sus intereses personales.
Sin duda, también serán una resistente fuerza de oposición aquellos que lucran con el crimen organizado, comenzando por los narcotraficantes, que tanto han proliferado. Es probable también que algunos grupos políticos quieran condicionar el plan de trabajo que se irá delineando.
La Argentina no se puede permitir desvaríos, no se puede permitir aventureros; el orden, la ley, las instituciones, el desarrollo económico humanista sustentable y sostenible deben aflorar con plenitud, y si median equivocados que persisten en actuar fuera de la ley, se deberá imponer el peso de la ley: nunca antes mejor expresada y necesaria la frase “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. Pero estos encauzamientos deben venir de la mano del Gobierno, y también de la sociedad demócrata y republicana, si no, los aventureros pueden volver; por eso la acción civil de los ciudadanos y la ciudadanía deberá significar trabajo, creatividad. Alertar, y así, seguramente, esa Argentina ansiada volverá.
Vega es contador público UNLP, magíster en Derecho Constitucional U. Austral, experito judicial Dpto. Judicial Junín (PBA); Popritkin, presidente de Contadores Forenses ONG, y experito contador oficial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación




