Volver a las cavernas
En el principio vivíamos en los árboles. En algún momento de la prehistoria, las cavernas pasaron a ser hogar y refugio de nuestros antepasados. Con el tiempo, se desarrollaron nuevas modalidades de vivienda, con materiales más frágiles y luego más sólidos, según pasaron los siglos y se fueron perfeccionando las técnicas de construcción. Finalmente, se llegó a una forma de edificación que permitía erigir grandes estructuras que albergaran en un sitio pequeño a más personas y que resistieran los azotes de la naturaleza más que antes. Pero la humanidad tiene también la capacidad de garantizar la destrucción de aquello que ha creado y, así, retroceder en el tiempo. En un ejercicio apresurado de futurología, se puede imaginar que con los años habrá que construir edificios que resistan bombardeos y guerras, las fuerzas del ser humano desatadas contra sí mismo. Hasta que haya que volver a empezar.