Frances Reynolds en Connecticut
Frances Raynolds nació en Córdoba, en el campo, y después vivió y trabajó en Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, Río de Janeiro. Hoy, su labor como presidenta de Arte Viva -fundación dedicada a promover el intercambio cultural en el Mercosur a partir de una cadena de exposiciones y de un programa educacional- contribuye a prolongar su vida itinerante.
Como suele ocurrir en esos casos, Frances R. ha sabido proveerse de un refugio propio para interrumpir tanto movimiento. Y no se trata, como podría suponerse, del campo en Córdoba -la vuelta a la tierra natal-, sino de una casa en las montañas de Connecticut, el Estado de la Costa Este de los Estados Unidos, al que también se conoce como la tierra de las costumbres constantes.
La montaña mágica
"Descubrí Connecticut en los años ochenta, cuando vivía en Nueva York. En aquella época, todos mis amigos se fueron casando y como tenían profesiones que les permitían vivir alejados de la ciudad -casi todos eran fotógrafos, profesores o escritores- se fueron instalando ahí, en Connecticut. Yo entonces los visitaba los fines de semana: cargaba mi bicicleta, que me había comprado en un garaje de Los Angeles, y me iba a pasear entre las montañas, los árboles, en paz.
"Una de las cosas que primero me llamó la atención fue lo perceptible que se vuelve el cambio de estaciones en cualquiera de los Estados de Nueva Inglaterra; me acuerdo que yo dejaba de ir unos meses y cada vez que volvía encontraba un panorama completamente distinto: colorido en verano, fantasmal en invierno.
"Hoy lo sigo notando porque trato de ir por lo menos cuatro veces por año. Muchos de mis amigos de aquella época siguen viviendo ahí, lo cual es una razón extra para añorar el lugar. Y sobre todo, la casa en la montaña, que se ha vuelto también para mi familia, para mis dos hijos, un lugar de referencia. Ellos lo pasan muy bien ahí, van y vienen tranquilos, compramos verduras y flores a los vecinos, plantamos hierbas y cocinamos recetas caseras. Esa casa les permite recuperar un estilo de vida del que la cotidianidad y sus obligaciones en Río, donde vivimos ahora, tienden a alejarlos." Newtown es uno de los pueblos cercanos a los que Frances R. suele ir de visita, un lugar a la orilla del río Housatonic, rodeado de chacras donde la gente cultiva hortalizas y produce lácteos. "El pueblo es maravilloso, con casitas de madera y techos a dos aguas, al estilo Nueva Inglaterra. Ahí voy fundamentalmente por culpa de un restaurante italiano donde preparan una ensalada caprese inmejorable".
El otro es Ridgefield, un pueblo casi en el límite con el Estado de Nueva York. "El lugar tiene una cantidad increíble de anticuarios con piezas realmente valiosas y, además, un museo chiquito, pero con una colección de arte contemporáneo verdaderamente interesante.
"En realidad, todo el Estado de Connecticut tiene una gran cantidad de museos y muchos de ellos son privados, pertenecen a gente que tiene sus colecciones en sus casas. Ahora, por ejemplo, algunos de los miembros del MoMA que fueron invitados a la última Bienal en Río me contaban que tienen una casa en Connecticut con hectáreas exclusivamente dedicadas a esculturas de artistas modernos y contemporáneos.
"Algunas de esas colecciones no son accesibles al público en general, otras sí. Entre estas últimas recomiendo una que está ubicada a unos kilómetros más al oeste de Ridgefield, en Purchase, cerca de White Plains. Allí funciona la sede de la Pepsi Cola, y lo que casi nadie sabe es que en los jardines está una de las exposiciones de escultura más impresionante que me han tocado ver. También es un buen paseo para hacer desde Nueva York, porque el lugar queda apenas a cuarenta minutos de auto." Ahora, Frances R. acaba de estar nuevamente en Buenos Aires a propósito de Arte BA y de la Exposición de Arte Moderno Mexicano que se presenta en PROA desde el jueves último. Antes estuvo en Madrid, donde su fundación organizó la muestra de la colección Costantini, que antes estuvo en Río. Dice que ella vive con naturalidad estos traslados y que sospecha que en su vida anterior fue gitana.