La primera cita con Pedro: muchos mimos y ronquidos
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Después de muchas vueltas salimos. Pedro me dijo que lo pasara a buscar por su bar. Yo tenía muchas dudas. Fue un domingo. Los lunes, sólo los lunes, entro a trabajar más tarde. Primero me junté con mi gran amiga Lucía que me cagó a pedos.
-Olivia, no des vueltas. Te vestís linda y vas para allá.
-Pero no sé qué onda...
-¿Onda, con qué? ¿Estás depilada?
-¡No! Igual no va a pasar nada.
-Te vas ya a tu casa, te pasás la maquinita de afeitar y lo vas a buscar. ¡Siempre hay que estar lista!
Le hice caso y seguí sus pasos. Caminé hasta el bar y ahí estaba él, terminando de ultimar detalles de un recital que estaba por arrancar. Me senté a esperarlo en una mesa, muerta de vergüenza. Después me dijo que tenía un plan: ir a otro bar donde tocaba un amigo de él, quería escapar de su trabajo.
Fuimos en su auto. Nos perdimos un par de veces en el camino. El pibe es más colgado que yo, tengo que admitirlo. Y entramos a Vuela el Pez, un centro cultural con música. Lo más loco es que conocía a todo el mundo y que usaba un léxico muy "barrial".
"¿Qué hacés papá?", le dijo a uno de los de la banda. "Todo bien gato, que bueno que viniste", le contestó. Las términos "papá", "gato", "guacho" -y todos sus derivados- se reproducían con total naturalidad.
Yo estaba ahí medio anonadada. Pero nada, todo bien. La banda sonaba, nos compramos una cerveza y nos sentamos en el suelo. La música era medio psicodélica y en el medio de un tema me dio un beso. Fue medio así intempestivo, no lo esperaba. Después nos quedamos comiendo con los pibes de la banda y nos fuimos al auto.
Me subí y arrancó sin preguntar. Nos habíamos dado un par de besos fogosos. Seguro me lleva a otro bar para seguir, pensé. Creí que ese era el destino pero no, Pedro tenía otras intenciones: me llevó a su casa. Me hice la histérica y le dije que no iba a bajar, me insistió. Es bueno en esa materia. Y me resistí, después de un rato largo le dije "si querés vamos a mi casa". En algún punto me cerró ese plan, pero claro... seguía siendo una casa sola de noche con un hombre. A veces soy tan inocente.
Llegamos y nos pusimos a tomar otra cerveza en el sillón y ahí de vuelta la cosa se puso hot y yo no sabía cómo frenar la situación. Tengo esa maldita sensación de que si entrego la primera noche soy una put*. Igual me dejé llevar y terminamos en mi cama. Él seguía intentando y yo estaba medio indispuesta. Esa era la excusa perfecta, pensé. Aunque no pasó nada, se quedó. Se sacó toda la ropa e intentó de todas las maneras conocidas hacer lo mismo con la mía, pero lo frené. Aunque para ser sincera, un poco bastante lo calenté. Tenía ganas pero estaba nublada. Vengo de que me reboten varios pibes ( Raúl , Carlos y Eddy López en este situación íntima, no entiendo porqué no me pude dejar llevar. Sí, tengo problemas.
Nos dormimos. Bah él durmió, yo no pude pegar un ojo ¡de los ronquidos que tiene! Nunca escuché tamaño sonido. Pero me dio ternura, por alguna razón nos hicimos muchos mimos. Ya sé que soy rara, pero juro que estás cosas me pasan.
Se levantó por el teléfono, tenía que estar a las 10 en su casa para ir a la cárcel a tocar con su banda. Lo estaban pasando a buscar y él estaba conmigo. Se levantó y estaba desnudo. Yo,vestida. Me dio un abrazo, un beso muy lindo, se vistió y se fue corriendo.
Esto fue el domingo. Todavía no me volvió a escribir... No sé qué pasara.
¿Ustedes qué dicen? ¿estuve muy histérica?




