Un golpe imborrable
1 minuto de lectura'

El viernes viví una de las situaciones más dolorosas y difíciles de mi vida. Diría que después de esa noche algo cambió en mí y se abrió una herida profunda, que no sé si sanará.
Volvía a casa de comer con mi querido amigo Martín. Habíamos tomado un taxi. La noche estaba clara, nos habíamos divertido mucho y sano, como es mi vida, mi estilo y la gente con la que me rodeo. Veníamos de brindar por la amistad, la confianza, el amor, la música, el arte, el trabajo, el presente y el futuro, la vida. Al llegar a Saint-Germain-des-Prés, unas cuadras antes de bajar, el taxista, de muy mala manera, nos dice que el viaje costará el doble de lo habitual. Sorprendida por su trato, le pregunto por qué. Me dice que por ser de noche, cosa que no es así en París y lo sé de sobra. Entonces Martín le dice que eso no estaba bien, que no era justo. Y se genera una discusión, un intercambio de palabras y frases que no retuve porque me pareció una conversación más sobre un tema cotidiano y urbano, como la que uno puede tener cuando sabe que no es así y se siente estafado y defiende lo suyo, pero una discusión en la que uno no deja la vida, claro. En determinado momento, la cosa se puso áspera porque este hombre empezó a subir el tono, hasta que por fin llegamos y con Martín no dudamos en pagar lo que nos pedía, es decir, el doble. Una vez afuera del auto le digo a mi amigo que este hombre era un estafador. Otra vez: un comentario más, lógico, qué se yo. Pero el hombre se ve que me oyó y no le gustó. Entonces se bajó del auto, me enfrentó y con toda su fuerza me pegó en la cara.
A partir de ese momento, tengo imágenes sueltas: me asusté y grité pero enmudecí al instante, frenaron varios autos en pleno boulevard y se bajó gente a ver qué pasaba, Martín me defendía cubriéndome frente a este desequilibrado, yo que me tocaba la cara para saber si estaba entera y a la vez sintiendo que me iba a caer, apareció la policía civil, empezaron preguntas que no me acuerdo con exactitud. Sujetaron al taxista y sé que Martín les explicó todo, pero cuando el hombre habló dijo que estaba mal porque su mujer había muerte hacía dos días. La policía lo dejó ir sin más. Entré a mi casa temblando y me metí en la cama.
El susto no termina de irse. Jamás en vida había recibido un golpe físico producto del enojo de un hombre. Desde el sábado pienso, sobre todo, en las mujeres que sufren este y otro tipo de violencia a diario, en sus casas, por parte de sus parejas. Pienso en ellas como nunca antes lo había hecho pese a ser un tema del que siempre estuve al tanto. Pienso en lo indefensas y frágiles que podemos ser, no porque fuera a enfrentarme a los golpes al recibir uno y saber que lo dejo tendido en el suelo, si no porque desde chicas a las mujeres nos enseñan que las piñas son, en todo caso, de varones…
Condeno la violencia de género para ambos sexos. Condeno la violencia en general.

- 1
2Brigitte Bardot, una mujer que vivió grandes amores, pero también muchas desilusiones
3Escándalo vial: inhabilitan a la ex del Polaco por dejar que su hija de 12 años conduzca una camioneta
- 4
NBA: las trompadas entre José Alvarado y Mark Williams y la figura que rompió un código y desató una trifulca



