Aborto: apuntan a los indecisos, en la semana final del debate
Los diputados que apoyan la iniciativa incorporarán modificaciones para llegar con más posibilidades a la sesión del miércoles próximo; admitirán la objeción de conciencia
En el arranque del debate en comisión sobre la legalización del aborto, los promotores y los detractores del proyecto dedicaron ayer sus mayores esfuerzos a convencer a los casi 30 diputados que permanecen indecisos y llenan de incertidumbre la sesión pautada para el miércoles próximo.
Con ese objetivo, los firmantes de la iniciativa confirmaron que incorporarán modificaciones para alcanzar un dictamen que llegue con buenas posibilidades al recinto. "Lo que vamos a llevar a la sesión no es el proyecto que querríamos. Es el proyecto posible, el consenso que supimos construir para que el aborto legal sea ley", dijo Victoria Donda (Libres del Sur), la primera en tomar la palabra.
El anuncio de esos cambios -que, entre otras cosas, regulan la objeción de conciencia de los médicos y garantizan la entrega de información a las mujeres que manifiesten su voluntad de abortar- no alcanzó para evitar una discusión encendida entre referentes de las dos posiciones, al cruzarse argumentos jurídicos, filosóficos y de salud pública.
El anexo C de Diputados quedó partido al medio, como pasa en todos los debates, pero no según criterios partidarios. A la derecha se ubicaron los que promueven la legalización, en su mayoría mujeres, muchas con pañuelos verdes. A la izquierda, los que se oponen a la reforma, algunos estrenando pañuelo celeste.
"Nuestro proyecto es claro. Queremos educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. Si ustedes, como dicen, defienden las dos vidas, deroguen el artículo 86 del Código Penal sancionado hace cien años, que autoriza el aborto en los casos de violación", argumentó Donda. Y agregó: "Hablemos de lo que tenemos que hablar. Aborto clandestino o aborto legal. No queremos mujeres presas por abortar. No queremos mujeres muertas por abortar".
Le respondió minutos más tarde Cornelia Schmidt-Liermann (Pro), una de las más decididas detractoras de la reforma: "En casos de violación el aborto es no punible porque no hubo libertad. Si hubo libertad hay que responsabilizarse por esa libertad". Donda le retrucó fuera de micrófono: "¡Entonces no defendés las dos vidas!". Después se dio vuelta y comentó con sus asesores: "Es como dijo Gil Lavedra, lo que les molesta es la sexualidad".
Fue uno de los pocos intercambios calientes. Ningún diputado considerado indeciso salió de esa categoría, pese a los intentos directos de sus colegas. "Hay una discusión que está zanjada por la ciencia. Hay vida desde la concepción. Y cuando hay vida nuestra obligación es la defensa de esos derechos", sostuvo Carla Pitiot (Frente Renovador), y abrió otro de los ejes de la discusión.
Respondieron dos diputadas radicales. "El planteo de que la ciencia ha dicho que hay vida desde la concepción no es así. Es un proceso evolutivo. El concepto de vida es una concepción social y cultural, pero no biológica ni científica", sostuvo Karina Banfi (UCR). Brenda Austin dirigió la respuesta a sus compañeros de bloque: "Los ministros de Seguridad, de Salud y de Ciencia de nuestro gobierno nos dijeron que no es un problema de seguridad, que es un problema de salud pública y que no hay acuerdo sobre el comienzo de la vida".
La discusión también giró en torno de la constitucionalidad de la reforma. Juan Brügge (Argentina Federal) sostuvo que la legalización va en contra de tratados internacionales de los que la Argentina es parte, como la Convención Americana de Derechos Humanos. "No es cierto que los tratados no permitan la legalización", replicó Austin.
Justo antes de finalizar el debate, el presidente de la Comisión de Legislación General, Daniel Lipovetzky (Pro), detalló que la discusión seguirá mañana, a las 11, y que el martes habrá una última reunión destinada a la emisión del dictamen.
Además de la regulación de la objeción de conciencia, que permitirá a los médicos oponerse a realizar abortos siempre que se inscriban en un registro con anterioridad, el dictamen incluirá al menos otras dos modificaciones respecto del proyecto original. La primera se refiere al artículo 8 del proyecto, que habilita a las adolescentes de entre 13 y 16 años a practicarse un aborto sin la autorización de sus padres. Para evitar polémica, se analiza eliminar el artículo y dejarlo supeditado a lo dispuesto en la actualidad en el Código Civil y Comercial.
La segunda tiene que ver con la posibilidad de realizar un aborto después de la semana 14 en casos de "malformaciones fetales graves". Ante críticas que señalaban que se estaba habilitando de esa manera una suerte de eugenesia (por ejemplo, ante un diagnóstico de síndrome de Down), los promotores del proyecto tienen previsto aclarar que solo se permitiría el aborto después de la semana 14 si se tratara de "malformaciones fetales graves incompatibles con la vida extrauterina".
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