Videla justifica en un video el robo de bebes y confiesa "una molestia" por los desaparecidos
Es una filmación, el represor de la última dictadura militar cuenta detalles sobre su actuar; este domingo, en Enfoques, un anticipo exclusivo de la obra de Ceferino Reato, el autor del libro donde Videla se confiesa
Sin arrepentimiento ni autocrítica, pero sí confesando por primera vez que siente "una molestia", "un peso en el alma" por el tema de los desaparecidos, el hombre fuerte de la dictadura explicó por primera vez cómo analizaban los militares la situación de los detenidos ilegalmente: "Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión; no podíamos fusilarlas. Tampoco podíamos llevarlas ante la Justicia", explicó Jorge Rafael Videla en diálogo con el periodista Ceferino Reato , que acaba de publicar, "Disposición final", libro en el que reúne las declaraciones del ex dictador -al que entrevistó durante 20 horas en prisión-, además de los testimonios de otros protagonistas del horror, como Albano Harguindeguy, Santiago Riveros, Ernesto Barreiro, entre otros.
"Disposición final" era, justamente, el término de entre casa que utilizaban los militares para referirse a aquellos detenidos cuyo destino de muerte ya había sido decidido. "Esa frase 'Solución Final' nunca se usó -le dijo Videla a Reato-. "Disposición Final" fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible."
Este domingo, en Enfoques, un anticipo exclusivo de la obra sobre el represor de la última dictadura militar; además, Ceferino Reato, el autor del libro, explica las razones que encontró para realizar el trabajo
El ex dictador sigue pensando que "no había otra solución. Estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Por eso, para no provocar protestas dentro y fuera del país, sobre la marcha se llegó a la decisión de que esa gente desapareciera; cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo, de una muerte", confesó.
En su dialogo con Reato, Videla no sólo defiende lo actuado por las FF.AA., sino que recuerda que el golpe se realizó con un gran consenso social y que en el armado de las listas de quienes iban a ser detenidos participaron sectores de inteligencia del Ejército, pero también empresarios, sindicalistas´y dirigentes políticos, a quienes hoy les reprocha el haberlos abandonado. Alfonsín, primero, y los Kirchner, después, son los grandes enemigos que menciona.
Anticipándose a posibles cuestionamientos por haberle dado voz a un personaje tan siniestro, Ceferino explica que el encuentro con Videla, es decir, con "el monstruo", era la oportunidad histórica de discutir con él sus argumentos y plantearle las preguntas que seguramente todos los argentinos nos hacemos: "¿Cuándo, cómo, dónde y por qué los militares tomaron la decisión de matar y hacer desaparecer a esas personas? ¿Por qué no los enviaron a un juez o los fusilaron? ¿Por qué pensaron que semejante ausencia sería olvidada? ¿Por qué los detuvieron en lugares secretos? ¿Cómo justificaban la tortura? ¿Cuál fue la influencia de la llamada Doctrina Francesa? ¿Están arrepentidos? ¿Fue una decisión unánime de la cúpula de las Fuerzas Armadas? ¿Cuál era el rol de Videla? ¿Existen listas de esas víctimas? ¿Dónde están sus restos? ¿Cómo se referían los militares entre ellos a esa situación? ¿Podían los militares de menor graduación desobedecer esas órdenes? ¿Hubo quienes las desobedecieron? ¿Quiénes, cómo, cuándo y dónde decidían la Disposición Final de cada uno de los detenidos? ¿Hubo un plan sistemático para robar los hijos de los detenidos y entregarlos a familias que les cambiaron la identidad? Si no lo hubo, ¿por qué fueron tantos los chicos apropiados por familias afines al régimen militar?".