Castells: "Cortar calles ya no tiene más sentido"
Presentó en Lanús su nueva metodología, "el piquete cultural"
Raúl Castells esperó paciente en su casa hasta el atardecer. Con las marcas todavía visibles por las quemaduras que sufrió hace poco más de un mes, por orden de sus médicos sólo a las 18 estuvo autorizado a iniciar viaje a Lanús, donde encabezó una nueva muestra artística callejera.
"No puedo salir a la calle. No puedo estar bajo el sol del mediodía", explicó el líder piquetero, que sigue con el pelo corto y una barba incipiente: todavía faltan meses para que sea la misma que era antes del incidente en el comedor de Lomas de Zamora.
Pero esos no son los únicos cambios del jefe del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD). Ahora también promete abandonar los piquetes como forma de protesta: "Ya no tiene sentido que 50 personas corten una calle. Esa costumbre repetida en los ´90 de cortar el puente Pueyrredón ya no tiene respaldo popular", confesó a LA NACION un Castells reflexivo. "No podemos seguir durante décadas con un método que repudia el 99 por ciento de la comunidad".
Para el piquetero, ahora, la forma de mantener vigencia debe darse por medio de "métodos creativos, pero que mantengan carácter político".
Castells dice haber encontrado el suyo, y con nombre y todo: el piquete cultural. Una muestra que mezcla obras de artistas plásticos consagrados con propuestas populares, artesanías, comidas regionales y música. Todo en plena calle. El objetivo siempre es protestar: "Reclamamos cultura, educación y arte para todos".
Día de arte
Con ese lema, el líder piquetero ayer trasladó su propuesta al centro de Lanús. La misma que el 7 de diciembre había presentado en Laferrere, en respuesta al Alvear Fashion & Arts (la muestra más exclusiva de Recoleta en la que, sin éxito, había querido participar un mes antes).
El piquetero llegó a la esquina de 9 de Julio y Anatole France, plena peatonal de Lanús, a las 18.30. Vestido de jeans y camisa, no necesitó resguardarse del sol: el cielo encapotado y la llovizna le protegieron las heridas. Una suerte para Castells, pero una desdicha para los artistas exclusivos, que enseguida miraron con temor como sus preciadas obras empezaban a mojarse.
La amenaza no duró mucho y el (¿ex?) piquetero pudo recorrer la muestra, acompañado por los curiosos y el resto de los organizadores: la experta en arte Cristina Dompé y el artista plástico y curador del Alvear, Bony Bullrich.
"¿Qué representa?", preguntó Castells mientras señalaba un cuadro de Marcela Secondigny. "Es lo que se ve -respondió Dompé-: una niña en versión expresionista. La artista se nutrió de la realidad y la reinterpretó". Para Bullrich, estas muestras significan "unir mundos opuestos". Para Dompé, "acotar la distancia entre el arte top y el subarte".
Por eso, en Lanús, ayer convivieron escultores y pintores de élite con jubiladas vendiendo empanadas de conejo y chicos pintando cartulinas con los dedos. Eso fue el piquete cultural.
"Salimos de lo institucional, y acá la gente es más libre", decía a LA NACION Damián Masotta cuando un transeúnte interrumpió la conversación. "¿Cuánto sale la estatuita ésta?", preguntó , mientras señalaba una de sus doradas obras enmarcadas en vidrio. Massota sonrió: "Nada, señor; esa estatua no se vende".