"Chicos, estamos en Harvard"
CAMBRIDGE, Massachusetts (De nuestra corresponsal).- El decano había fijado las normas de "respeto" y "escucha" antes de empezar. Pero lo que iba a ser un diálogo académico derivó en inusitadas situaciones de tensión.
"No den los nombres", fue la consigna que recibieron varios estudiantes antes de empezar, pudo saber LA NACION, temerosos de eventuales represalias y de quedar expuestos a "agresiones mediáticas por decir lo que no les gusta".
"Ya vimos lo que pasó en Georgetown. A los que preguntaron les dijeron de todo", dijo a este diario un estudiante de Harvard que no quiso identificarse. "Soy argentino, sé muy bien lo que pasa", argumentó.
La Presidenta se mostró bastante más incómoda que en Georgetown. De allí se fue diciendo "lo pasé bárbaro". De aquí se fue con un "esto no me enoja", lo que parecían desmentir su gesto y su lenguaje.
A medida que avanzaba la noche, Cristina Kirchner creció en descalificaciones para quien preguntaba.
A Martín Molina, que quiso preguntarle por su reticencia a aceptar ideas distintas, le pasó lo mismo. El estudiante pareció incómodo con el reproche de la Presidenta, al que descalificó por leer la pregunta. "No tenés memoria o no sabés ni lo que me querés preguntar", le dijo.
El tono de los reproches siguió subiendo. Quien se identificó solamente como "Manuel, de El Salvador", arrancó con un sarcasmo. "No sé si tengo derecho a preguntar", desafió, antes de consultar si tenía planes de reelección.
Otra carga tuvo Lynn -que tampoco quiso dar su apellido-, una norteamericana que vivió años en la Argentina y que le preguntó por su patrimonio. "Chicos, estamos en Harvard", les recordó.
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