Diferentes conclusiones en la prensa extranjera
WASHINGTON (De nuestra corresponsal).- Paul O´Neill, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, que prometió romper con la tradición de los paquetes de rescate financiero, ¿se vio obligado en el caso argentino a hacer más de lo mismo? ¿O hay algo novedoso en la nueva ayuda? La pregunta tiene respuestas de lo más variadas.
Los funcionarios del Tesoro norteamericano señalaron al programa de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como "un nuevo enfoque", porque tiene una línea de US$ 3000 millones para incentivar una reestructuración voluntaria de la deuda, según la expresión de John Taylor, encargado de Asuntos Internacionales.
En las notas de análisis que ayer publicaron los diarios The New York Times y The Washington Post surgen dos conclusiones algo diferentes.
Según el Times, O´Neill no quiso darle plata a la Argentina hasta que el equipo económico de Domingo Cavallo aceptó incluir en la mesa de negociación el debate sobre el peso de la deuda.
El secretario -agrega el diario- exploró incluso la posibilidad de que el FMI diera el aval político para una reestructuración forzada de la deuda, con una propuesta inspirada en la que hizo el economista Allan Meltzer, que no contemplaba el envío inmediato de fondos.
Pero el diario neoyorquino consideró que, al final, el secretario del Tesoro produjo un giro apenas perceptible, uno de 30 grados en lugar de los 180 que se había propuesto girar.
"La decisión demuestra que, aun cuando los Estados Unidos tienen en sus manos casi todas las cartas, les resulta difícil rechazar un pedido de ayuda de un aliado. No puede simplemente abandonar la diplomacia de intervenciones financieras de la administración", dice el artículo del Times.
"Camino intermedio"
El Post consideró que O´Neill logró un cierto equilibrio entre su objetivo de romper con los paquetes de rescate y las realidades que le impuso la política internacional.
El secretario norteamericano adoptó, según esta interpretación, un "camino intermedio".
"Los funcionarios de la administración le querían asegurar a mercados e inversores en los países emergentes que el FMI no los va a proteger de todos los riesgos.
Al mismo tiempo, América latina es un socio comercial cada vez más importante para los Estados Unidos, y la administración no quería dejar la sensación de que abandonaba a una de las economías más importantes de la región", dice la nota de The Washington Post.
O´Neill no sólo se encontró limitado por consideraciones de política exterior, también chocó con las resistencias del FMI a incorporar dentro de uno de sus programas una práctica totalmente novedosa para el organismo.
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