Dos actores que negocian a través de la televisión
En el gobierno nacional se apuesta a mostrar a Mauricio Macri como un "inútil" que "no sabe gestionar". Entre los operadores macristas se cree, en cambio, que Cristina Kirchner no está haciendo más que potenciar al jefe de gobierno porteño como líder opositor.
Ninguno de los protagonistas parece tener claro cómo resolver el delicado problema de déficit y desfinanciamiento del transporte público ni cómo zanjar el conflicto. Todos, en cambio, creen saber de memoria los motivos para sacarse de encima los subtes y los colectivos en las actuales circunstancias.
La Presidenta, de pronto, después de ocho años de gobierno kirchnerista, parece haber descubierto que hay que devolverle a la ciudad de Buenos Aires lo que le pertenece. Pero sólo aquello que da pérdidas y no lo que puede aportar recursos, como el juego y el puerto.
La jefa del Estado, en rigor, había descubierto que su gobierno ya no estaba en condiciones de mantener los gigantescos subsidios para el transporte porteño y no estaba dispuesta a pagar el costo político de un aumento de tarifas.
Macri se mostró proclive al traspaso en un primer momento y asumió apresuradamente el costo de subir las tarifas del subte a más del doble. Pero cuando vio que éstas debían aumentar mucho más para hacer frente a las inversiones necesarias que evitaran otra tragedia como la del ferrocarril Sarmiento en Once, rechazó la transferencia.
Ahora, Cristina Kirchner se aferra a la ley que votó por amplia mayoría el Congreso disponiendo el traspaso. Y cada vez que puede, con un pretendido discurso federalista, reflota la viejísima antinomia entre la Capital y el interior. Mas nada dice sobre la responsabilidad que ha tenido su gobierno durante años en el fuerte atraso tarifario.
En la otra vereda, Macri se aferra al argumento de que la discusión no debe centrarse en quién maneja los subtes, sino en cómo se hace para que la gente viaje mejor y segura. Y enfatiza que la seguridad de la ciudad de Buenos Aires sigue y seguirá siendo responsabilidad integral del gobierno nacional hasta que no traspase la policía con los recursos correspondientes.
En el macrismo también especulan con que, al poner a Macri en un lugar central, la Presidenta está debilitando un posible posicionamiento de figuras del oficialismo más moderadas, como Daniel Scioli. La actitud presidencial, asociada a la idea de mostrar a Macri como "la derecha insensible", puede interpretarse también como un intento de concentrar el apoyo de la centroizquierda y cortar la sangría que ella misma provocó con el ajuste, con sus declaraciones hostiles hacia los maestros y, más recientemente, con las restricciones a los libros importados, por las que alguien acusó al Gobierno de "liberar los goles para secuestrar los libros".
El diálogo podrá llegar en algún momento. Entretanto, la Presidenta y Macri prefieren negociar a través de la TV y ver cómo cae su imagen en la opinión pública.
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