La presencia de la mujer duplicó el número de votantes, pero las elecciones se realizaron con normalidad
La siguiente crónica fue publicada en LA NACION en la edición del 12 de noviembre de 1951.
El país ha asistido ayer al desarrollo de una jornada cívica caracterizada, en sus aspectos formales, por el porcentaje de votantes, el orden que, en líneas generales, presidió el acto y la ausencia -excepciones hubo, desde luego- de hechos que fuesen más allá de la simple demasía del ánimo. La consulta popular se hizo, según es notorio, con vastísimo alcance. Correspondió elegir candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la República, gobernadores de provincia, senadores y diputados nacionales, legisladores provinciales, convencionales constituyentes en las dos nuevas provincias -Chaco y La Pampa- y delgados a la Cámara de Diputados en los territorios nacionales.
Pero por encima de la estricta significación del acontecimiento cívico, la tónica la dio ayer la presencia de la mujer en los comicios. La novedad en las costumbres electorales del país no se manifestó con signos particulares ni estridente acento. Llamada a ejercitar un nuevo derecho, la mujer argentina acudió con aire espontáneo y más diligencia que la puesta en evidencia, en su mayor parte, por las noveles autoridades femeninas de mesas receptoras de votos.
Al mediodía se conocieron los primeros porcentajes de votantes. Hubo entonces motivos para formular previsiones y momentáneamente pasaron a segundo plano los comentarios que hasta la víspera estuvieron referidos, según los respectivos sectores en lucha, a las condiciones varias en que se había desarrollado la campaña electoral o a la certidumbre que no admitían discriminación alguna.
1951
Una elección histórica
La tapa del diario LA NACION del lunes 12 de noviembre de 1951 refleja el amplio triunfo del oficialismo y la primera participación de las mujeres argentinas en una elección.
Lluvias en la Capital Federal y en distintas regiones del país retrajeron, seguramente, a muchos votantes. El inconveniente no tuvo solución para quienes carecieron -agrupaciones políticas o elector aislado- de los medios necesarios de transporte. Con todo, el porcentaje final evidenció el interés que la ciudadanía argentina concedió al acto.
Una vez terminada la consulta popular, la inmediata realización del escrutinio, practicado esta vez en las mismas mesas con carácter provisional, polarizó el vivo comentario de las gentes. Difundidos radiotelefónicamente los primeros cómputos correspondientes a la Capital Federal y al interior del país, toda otra consideración pasó a plano secundario. Las cifras mostraron, poco a poco, la fisonomía electoral de los distintos distritos. Para unos, tuvieron aquellas la significación de un signo afirmativo. Para otros, un alcance que trascendía el campo de la aritmética para proyectarse sobre un terreno donde se especula con otra tabla de valores.
Minutos después de terminado el acto electoral, el ministro del Interior convocó en su despacho a los cronistas destacados en la Casa de Gobierno, así como a los periodistas y delegados gremiales latinoamericanos que se encuentran en el país. respondiendo a la invitación del Gobierno para presenciar el desarrollo de la elección.
Comenzó el señor Borlenghi por manifestar que el acto comicial había concluido a las 18 “dentro de la mayor normalidad y absoluta corrección en todo el territorio de la República. No hemos tenido ningún inconveniente -agregó- a pesar de tratarse de una elección que por primera vez se incluye los extensos territorios nacionales, en los que se ha duplicado el número de votantes, debido a la participación de la mujer”.
“No tenemos quejas de los partidos políticos en lo tocante a la corrección. Solamente se ha recibido un telegrama del presidente de la Unión Cívica Radical, en el que hace referencia a la propaganda efectuada en la Capital Federal. Hemos tratado de averiguar la veracidad de los hechos denunciados, pero hasta el momento nada se ha comprobado”.
Uno de los periodistas extranjeros pidió datos precisos sobre la denuncia, contestando el señor Borlenghi que no tenía presentes, con exactitud, las circunstancias del hecho.
Demoras en las mesas femeninas
“Hubo cierta lentitud al comienzo, en las mesas femeninas, lo que motivó la preocupación del presidente de la República, quien deseaba que todos los ciudadanos, especialmente las mujeres, que lo hacían por primera vez, pudieran votar. El retraso debióse a la minuciosidad de las autoridades de las mesas y de los fiscales, que hacían cumplir rigurosamente todos los requisitos del acto. Sin embargo -agregó el ministro-, todas las ciudadanas han podido emitir su voto, hasta el momento de cerrar los comicios, notándose los efectos de la mayor práctica, con el transcurso de las horas”.
Las elecciones de 1951
Un amplio triunfo del peronismo
La fórmula compuesta por Juan Domingo Perón y Juan Hortensio Quijano se impuso con holgura. Obtuvo 4.745.168 votos y, con el 63,51% de los votos superó a la opción de la Unión Cívica Radical, que integraban Ricardo Balbín y Arturo Frondizi, que sumó 2.415.750 votos (32,33%).
El ministro manifestó, por último, que en todo momento había tenido al general Perón al corriente de la forma en la que se desarrollaban los comicios.
Al despedirse de los cronistas, el ministro les reiteró que en Salón de los Escudos, donde se instaló una poderosa batería de teletipos, se proporcionarían todos los datos del escrutinio, a medida que fueran llegando.
Los “circuitos fantasma”
El Consejo Federal de Seguridad, dependiente del Ministerio del Interior, instaló, en combinación con los organismos policiales de toda la República, un sistema de máquinas teletipos que utiliza los llamados “circuitos fantasma” para establecer comunicaciones por impulsos eléctricos a larga distancia, sin perturbar la capacidad de tráfico de las líneas telegráficas.
Las máquinas de escribir transmisoras y receptoras fueron transportadas a todas las provincias y territorios en sólo cuatro días, merced a la colaboración de las fuerzas aéreas, destacándose la intervención técnica de los Ingenieros de Teléfonos del Estado. Estableciéronse así cuatro sistemas, en comunicación directa con la Prefectura General Marítima, la Gendarmería Nacional, la Policía Federal y la Policía de la provincia de Buenos Aires.
Seis “circuitos fantasma” vincularon a la capital con Bahía Blanca, comprendiendo a Santa Rosa, Neuquén y Viedma; Mendoza, que abarca a San Juan y San Luis; Córdoba y Tucumán, que comprende también Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Catamarca, y La Rioja; Santa Fe y Paraná; Rosario, y por último, Posadas, que abarca a Corrientes, Resistencia y Formosa. En cuanto a la Patagonia, se comunicó con Buenos Aires a través de las radioestaciones de seguridad de la Gendarmería Nacional, Prefectura General Marítima y Policías de los territorios.
La lluvia ocasionó en determinadas horas inconvenientes de cierta consideración, que se notaron especialmente en el circuito de Bahía Blanca, y dentro de ese, en el terminal de Santa Rosa. El circuito de Córdoba estuvo interrumpido entre las 17 y las 20, ero todos los tropiezos fueron salvándose.
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