Elecciones 2023: Bullrich y Larreta esperarán los resultados de las PASO en un búnker unificado tras un tenso cruce por “diferencias éticas”

La última novela de enredos y desencuentros en Juntos por el Cambio con vistas a la batalla decisiva de las PASO llegó a su fin. Después de varias semanas de negociaciones y tironeos, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta confirmaron hoy que compartirán el búnker en la noche de las elecciones primarias, cuando empezará a definirse el futuro político del país y el nuevo equilibrio de fuerzas en la oposición.

Tanto el jefe porteño como Mauricio Macri habían presionado en las últimas horas para que Bullrich aceptara esperar los resultados en el predio de Costa Salguero, donde el Pro se reúne históricamente en las jornadas electorales. Sin embargo, la exministra de Seguridad no solo repetía que pretendía una puesta en escena “austera” para dar una señal a la sociedad ante la profunda crisis social y económica en el país, sino que consideraba “incompatible” con sus “valores éticos” las “desprolijidades” en torno a la contratación de la sede, según fuentes al tanto de las tratativas. Es que la Ciudad había alquilado a través de una contratación directo por 128 millones de pesos uno de los galpones del predio de Costanera Norte para montar el centro de cómputos y alojar allí las urnas con los votos para autoridades porteñas y postulantes nacionales. Eso generó un conflicto judicial con la jueza electoral María Servini y provocó fuertes críticas de la oposición porteña.

Además, Bullrich les hizo llegar a sus rivales el mensaje de que quería “pagar la mitad” de los costos del evento porque prefería cuidar recursos para el segundo tramo de la campaña. También que prefería aguardar con tranquilidad el desenlace de la pelea electoral. No quería ni globos entre los militantes ni bailes en el escenario. “¿Qué significa hiperaustero? Costa Salguero siempre tuvo el sello de Mauricio”, se quejaron los larretistas. La exministra buscó rebatir ese planteo de sus adversarios: transmitió a los suyos que el inconveniente era que no estaba dispuesta a tolerar la falta de transparencia. “No estamos para despilfarrar”, avisaron sus interlocutores.

Esas discusiones trabaron las tratativas hasta hoy. “No entiendo por qué tuvimos que sufrir todo este desgaste”, se lamentaban en el comando electoral de Larreta, quien promovía la sede unificada. De hecho, sus colaboradores habían reservado tres pabellones de Costa Salguero, después de que escalara el conflicto judicial por la decisión de Servini de cambiar el lugar del escrutinio.

En el entorno de Bullrich afirman que el problema no fue político, sino que hubo diferencias “éticas”. La exministra de Seguridad, que sospecha de una campaña sucia en su contra, alertó sobre las presuntas irregularidades en torno a la contratación del predio de Costa Salguero que hizo el Instituto de Gestión Electoral de la Ciudad, cuyas autoridades debieron salir a aclarar que no usaban fondos de las arcas porteñas para alquilar el búnker de campaña. Tras la polémica, la jueza federal electoral Servini dispuso que el escrutinio definitivo de las elecciones para autoridades nacionales se realizará en la Legislatura de la Ciudad. Y el gobierno de Larreta tuvo que trasladar el escrutinio de los comicios porteños al Salón Europa del Parque Roca, en Villa Lugano.

Finalmente, Bullrich confirmó hoy que estará junto a Larreta tras la compulsa electoral, pero pidió buscar una alternativa a la sede de Costa Salguero. Quien anunció la decisión fue Juan Pablo Arenaza, jefe de campaña de la exministra. Arenaza mantiene conversaciones hace días con Eduardo Macchiavelli, uno de los armadores de Larreta, y Fernando de Andreis, un hombre de extrema confianza de Macri.

A contrarreloj, emisarios de Larreta y Bullrich se pusieron a averiguar posibles lugares para alquilar, ante la cancelación de la alternativa de Costa Salguero. Hasta esta noche la opción más firme era la sede de Parque Norte. Y se sentarán a construir las reglas de convivencia para el búnker, donde esperarán los resultados tanto los candidatos a nivel nacional como los aspirantes en la provincia de Buenos Aires y de la Capital. Será una suerte de “guión” para consensuar la puesta de escena y la dinámica de la ansiada noche electoral.

El expresidente redobló la presión durante los últimos días para que Larreta y Bullrich compartan el búnker. Macri se considera un primus inter pares en el universo de JxC y se imagina siendo el que una los brazos de vencedores y vencidos tras una interna encarnizada por el liderazgo opositor. Por esa razón, evitaría pronunciarse a favor de la exministra en la compulsa con Larreta. Ella tampoco le pide que explicite el respaldo. “Quiere ser la prenda de unidad”, comentan en las filas del larretismo.

El alcalde se había impulsado el debate de la organización del búnker, porque entiende que la noche de las PASO es “el evento más importante” para la unidad JxC con miras a las elecciones generales de octubre. “Ese día tenemos que dar un gesto contundente de unidad”, repetían cerca del jefe porteño.

En el sector de Bullrich repetían que lo importante del escenario pos-interna era garantizar la foto conjunta entre los ganadores y los perdedores de la competencia. Incluso, la exministra cree que deberían juntarse a desayunar con Larreta el 14 de agosto. “Hace dos meses dijimos que íbamos a estar juntos”, braman. Insisten en que se encendieron las alarmas cuando la Justicia electoral alertó sobre supuestas irregularidades por la selección de Costa Salguero como centro de cómputos.

Quien resulte vencedor de la disputa interna de las PASO en JxC deberá hacer esfuerzos para contener los votos de su rival y aunar fuerzas de cara a la contienda con el peronismo en los comicios generales. No solo no podrán perder adhesiones, sino que también necesitarán sumar. Tanto Bullrich como Larreta confían en que podrán retener la cosecha del espacio y, dada la situación crítica del país y el deterioro del sello del oficialismo, se entusiasman con un triunfo en primera vuelta del frente antikirchnerista.

Después de una campaña cargada con cruces, reproches y acusaciones, Bullrich y Larreta tendrán el desafío de cohesionar al espacio. El triunfador deberá asumir un liderazgo más amplio, que le permita convocar a duros y moderados para la puja con el PJ.