La relación con EE.UU.: Milei se expone a un delicado y riesgoso equilibrio diplomático entre Biden y Trump
Luego de recibir en Buenos Aires a Antony Blinken, viajará nuevamente a Washington para participar de CPAC, el encuentro más importante de la derecha en Estados Unidos
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CORRESPONSAL EN EE.UU.
WASHINGTON.- Con poco más de 24 horas de diferencia, Javier Milei recorrerá la semana próxima todo el arco político de Estados Unidos. El viernes recibirá a Antony Blinken, jefe de la diplomacia norteamericana y uno de los asesores más antiguos y de mayor confianza del presidente Joe Biden, para estrechar los lazos con la Casa Blanca. Y esa misma noche volará a Washington, para estar el sábado en la Conferencia Política de Acción Conservadora, o CPAC, una verdadera meca para la derecha del país –y también del mundo–, que en los últimos años devino en un pomposo Trumpfest. El propio Donald Trump hablará ese mismo día unas horas antes del discurso de Milei, desde el mismo escenario.
El viaje y la singular doble cita ciertamente llamaron la atención en Washington, donde quienes miran la relación ven un intento de Milei de cubrirse ante un eventual triunfo de Trump en la elección presidencial de noviembre. Es un equilibrio diplomático delicado y altamente riesgoso: en su segunda visita a Washington desde que fue electo presidente –el primero fue antes de asumir–, Milei pisará uno de los escenarios más calientes del país, en el que se escucharán las críticas más duras a Biden en medio de la campaña presidencial, y lo hará justo cuando comienza a construir su relación con la administración demócrata.
El presidente de CPAC, Matt Schlapp, le dio la bienvenida con un mensaje en X que marcó el perfil que muchos ven en Milei: “Ha capturado el espíritu de quienes ven la traición de las elites globalistas. ¡Los patriotas estadounidenses lo apoyan para que triunfe! (Y también nos gusta la motosierra)”, posteó, con un emoji de broma incluido al final.
La presencia de Milei en CPAC reforzará el perfil internacional de la conferencia, una novedad de los últimos años. Antes pasaron por la cita Jair Bolsonaro y Viktor Orbán. Ahora, además de Milei, estarán el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, idolatrado y criticado por su política de seguridad; el líder de Vox de España, Santiago Abascal; Eduardo Bolsonaro, y también Nigel Farage, la cara del “Brexit” en el Reino Unido, un habitué de la conferencia. Milei no será la única presencia argentina: también viajará a la conferencia la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Los pasos y las palabras de Milei en la conferencia estarán bajo la lupa. Un discurso similar al de Davos aparece, a priori, como el mensaje más inocuo, pero hubo quienes se preguntaron si Milei, en ese ambiente, dará alguna señal más contundente a favor de Trump. En 2016, Mauricio Macri quedó mal parado al hacer explícita su preferencia por Hillary Clinton sobre Trump, un paso en falso luego olvidado por su amistad con el magnate. Bolsonaro nunca ocultó su abierta preferencia por Trump, y mantuvo siempre un vínculo distante con Biden que irremediablemente se derramó a la relación bilateral. Biden y sus funcionarios han mostrado una enorme predisposición para tender puentes con los gobiernos democráticos de la región, minimizar los roces y construir, donde se pueda, agendas de trabajo. Y con Milei existe un legítimo entusiasmo.
“Desde el balotaje del 19 de noviembre de 2023, la administración Biden ha tomado nota de las declaraciones consistentes del presidente Milei de que prioriza las relaciones con Estados Unidos. Es un nuevo piso y la base del excelente momento actual de las relaciones bilaterales”, evaluó Gonzalo Paz, doctor en relaciones internacionales y profesor de Georgetown University.
Para Estados Unidos, Milei ofrece algo único en la región: un presidente decidido a alinearse con Washington. No existe otro mandatario en América Latina que diga abiertamente que quiere privilegiar el vínculo con Estados Unidos, némesis favorita de los líderes sureños. A eso se suma el respaldo de Milei a dos aliados en conflicto, Ucrania e Israel, y su distanciamiento con los dos principales rivales geopolíticos, Rusia y China, cuyo avance en la región alarma desde años al arco político norteamericano. Una eventual compra de aviones caza F-16 a Dinamarca terminará por sellar ese nuevo alineamiento. Y, por último, la política económica de Milei cuenta con un amplio respaldo en Estados Unidos, más allá de los temores y las ansiedades sobre su viabilidad o su éxito.
“La Casa Blanca está entusiasmada con las reformas económicas y la política exterior de Milei, por lo que sorprende verlo encabezar una convención política de la oposición”, dijo Benjamin Gedan, director para el programa de América Latina del Wilson Center y exfuncionario del gobierno de Barack Obama.
Gedan indicó que es claro que la simpatía de Milei descansa con la ultraderecha, y es “absolutamente importante” tender puestas con ambos partidos políticos, republicanos y demócratas, antes de una elección presidencial altamente incierta. La popularidad de Biden está por el piso, y Trum desfila por los tribunales. Pero, aun así, Gedan indicó que es difícil ver la ventaja para la Argentina de alienar a aliados potenciales, ya sea en Washington, Brasilia o Europa, y es mejor evitar actividades partidistas en el extranjero como jefe de Estado, sean de izquierda o derecha.
El encuentro de Milei con Blinken antes de su discurso en CPAC –y de, quizá, una foto con Trump– servirá también como un recordatorio de la predisposición y el interés de Biden en ayudar a su gobierno, y de todo lo que está en juego en la agenda bilateral.
Blinken llegará al país luego de participar en una reunión de ministros de relaciones exteriores del G20 en Brasil. Es la primera vez que un Secretario de Estado norteamericano visita la Argentina desde Rex Tillerson, en 2018, cuando la Argentina fue anfitriona del G20. Su viaje es otra oportunidad para estrechar el vínculo. Su agenda, indicó el Departamento de Estado, está enfocada en el crecimiento “sostenible”, los derechos humanos y la democracia –la incesante crisis en Venezuela será uno de los temas–, los minerales críticos, como el litio, en el que Estados Unidos tiene un enorme interés, y la mejora del comercio y del clima inversor. La escala de Blinken en Buenos Aires marcará un hito temprano para el gobierno de Milei, culminará una seguidilla de viajes de funcionarios norteamericanos y ratificará el buen momento en la relación bilateral, donde muchos ya ven un revival de las “relaciones carnales” de los 90.
“Estados Unidos claramente quiere aprovechar esta oportunidad para ayudar a la Argentina a escapar de sus cataclismos económicos crónicos y demostrar el valor de la cooperación con socios democráticos”, afirmó Gedan.
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