Coronavirus: Larreta busca retomar la iniciativa luego de los primeros traspiés desde que se inició la crisis
"Venía todo demasiado bien, la gente nos aplaudía. Nos sobregiramos", se lamentaba ayer uno de los principales colaboradores del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien atravesó la semana más complicada de su segunda gestión, días que desentonaron con el sostenido crecimiento de su imagen pública desde que se desató la pandemia del coronavirus en el país.
La decisión de donar el 25 por ciento de su sueldo y el de sus funcionarios, sumado a su encuentro virtual con la dirigente de derechos humanos Graciela Fernández Meijide conformaron la respuesta mediática a las duras críticas que recibió su plan de permisos para la circulación de mayores de 70 años, suavizado y transformado en "optativo".
La compra de barbijos a $3000, provenientes de un abogado y empresario cercano al poder, y la inclusión de un hotel administrado por su hermana en la lista de sedes para la cuarentena de repatriados, conformaron otros dos "errores de las segundas líneas" que obligaron al jefe de gobierno porteño y dirigente de Pro a tener que dar explicaciones, en tiempos de urgencias y decisiones contrarreloj en el combate a la expansión del virus.
"El está muy bien, enfocado y convencido de lo que está haciendo", afirman cerca del jefe de gobierno en relación al criticado plan para los adultos mayores, que tuvo una alta dosis de rechazo social y afecta de manera directa a un segmento en el que consiguió adhesión y muchos votos en todas las elecciones pasadas.
"Se tienen que quedar en la casa", insisten, aunque las reuniones virtuales, durante el domingo, terminaron de convencer a Rodríguez Larreta-quien había impulsado la medida-sobre la necesidad política de "comunicar mejor" la idea de "ayudar" a los mayores de 70, e intentar desterrar las acusaciones de "autoritarismo" que se tejieron desde el lanzamiento del plan, el viernes. "Estuvo bien hablar con Fernández Meijide, ella nos criticó mucho", contó un miembro del gabinete porteño. "Gracias por ayudarnos a mejorar las medidas para cuidar a los adultos mayores", escribió, diplomático, el jefe de gobierno en su cuenta de Twitter. Rodríguez Larreta se había imaginado que su plan para adultos mayores iba a ser un modelo que después retomaría la Nación, y así se lo había planteado al presidente Alberto Fernández hace unos diez días. Por eso la polémica también erosionó esa expectativa.
En el gobierno porteño dan por terminadas las otras dos polémicas, y aseguran que el jefe de la ciudad "no sabía nada" en ambos casos. En relación a los barbijos, acercados por el abogado Ignacio Sáenz Valiente, en el edificio de Parque Patricios hablan de la urgencia tras tres licitaciones desiertas. "Se entregaron sólo 1600, y el empresario dijo que las donaba, desistió de cobrar", afirman cerca del jefe de gobierno.
En relación al hotel, aducen que la llegada del buque desde Uruguay en plena madrugada precipitó una "mala" e "inconsulta" decisión de los funcionarios a cargo, una decisión que motivó-aseguran-el enojo y algún insulto directo por parte del jefe de gobierno. Agregan que no hay "beneficio económico" para Ximena Vallarino Díaz Alberdi (hermana del jefe de gobierno y administradora del hotel Midas) ya que la ciudad abona a cada hotel $1000 por paciente alojado, "y con eso no llegan ni a cubrir los gastos" que supone la internación.
"No puedo mirar la compra de cada bisturí", se quejó el jefe de gobierno ante sus íntimos cuando estallaron ambos casos. "Vas a tener que hacerlo", le aconsejaron desde su entorno.
Empeñado en continuar con su camino "cercano a la gente", Larreta defiende su vínculo de "estrecha colaboración" con el presidente Alberto Fernández. "Todavía no entendimos si Fernández se acerca para romper Juntos por el Cambio, o para romper él con el kirchnerismo duro", ironizan desde el gobierno porteño, desde donde también justifican el "trabajo conjunto" con el gobernador bonaerense Axel Kicillof, aunque ese vínculo contiene además desconfianza y chispazos diarios en cuestiones operativas.
El acercamiento al Gobierno sigue generando ruidos en la coalición opositora. El ex presidente Mauricio Macri y la presidenta de Pro, Patricia Bullrich, son partidarios de "marcar distancia" con la Casa Rosada, sobre todo en lo que hace a las medidas económicas que se toman al compás de la crisis. "Horacio les pidió una tregua de veinte días. Después se van a salir a despegar", afirma otro dirigente cercano al jefe de gobierno, quien ve al expresidente "duro, pero no intransigente", después del pedido de no agresión, una pausa en la inevitable colisión de cara a los hoy lejanos tiempos electorales. "El que salió a criticar al Gobierno fue (Alfredo) Cornejo. Los demás estuvieron tranquilos", evaluaron cerca de Rodríguez Larreta.
Sus asesores están convencidos de que su jefe logrará remontar las dificultades. "Fue una muy mala semana, pero los episodios de los barbijos y del hotel se aclararon, hubo dos renuncias de funcionarios. Y el plan para adultos mayores habrá que analizarlo cuando esto pase. Tal vez gente que hoy nos critica nos termine dando la razón", repiten desde un despacho cercano al del jefe de gobierno, quien defiende sin rodeos el plan de "cuidado" de adultos mayores que le generó más rechazos desde que sucedió a Macri en la jefatura de gobierno.
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