Las razones que demoran la reacción del Gobierno sobre las cuestionadas elecciones en Venezuela
Las fuertes diferencias internas en el Frente de Todos sobre la situación institucional que atraviesa Venezuela son la razón principal por la que la Argentina todavía no expidió oficialmente sobre el resultado de las elecciones legislativas en ese país, que ocurrieron hace dos días.
El Gobierno ya tiene preparada una declaración cuyos detalles se mantienen en secreto y su difusión depende de la decisión de Alberto Fernández. El Presidente, que años atrás cuestionó la transparencia de las elecciones chavistas pero que hoy reconoce la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro, volvió a quedar entre el kirchnerismo duro, que apoya al régimen, y el sector opuesto de la alianza que considera que en Venezuela hay una dictadura.
Venezuela se convirtió en la cuestión más espinosa de la política exterior de Fernández tanto fuera de las fronteras como dentro. Las veces que la Argentina manifestó una postura frente a las violaciones de derechos humanos por parte del chavismo, ya sea condenándolas o minimizándolas, provocaron cimbronazos internos y diplomáticos.
En los últimos meses el Gobierno se enfrentó al kirchnerismo más duro al apoyar en la ONU el informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, calmó las aguas al no adherir a un documento del Grupo de Lima que pedía elecciones libres y provocó desconcierto cuando relativizó las violaciones a los derechos humanos tras la intervención de Carlos Raimundi, embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Ahora, el Gobierno se demora dos días para expresarse sobre la legitimidad de las elecciones legislativas pese a que no fueron reconocidas como válidas por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y países de la región como Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay, Colombia, Ecuador y Perú.
Exijámosle al gobierno venezolano el pleno respeto de las instituciones democráticas. No debemos tolerar a los que avasallan el voto popular pic.twitter.com/fZl3XDrODh&— Alberto Fernández (@alferdez) March 31, 2017
Los comicios, en los que participó el 31% del padrón -según el chavismo- recibieron el aval de países como China, Rusia, Turquía, Irán, Cuba, Bolivia o Nicaragua. La oposición denunció, sin embargo que la abstención llegó al 80%.
La figura de la vicepresidenta Cristina Kirchner -que hasta ahora tampoco habló sobre las elecciones recientes, pero que en el pasado habló a través de funcionarios cercanos- es clave para la Casa Rosada a la hora de definir una postura, estudiada al detalle para evitar roces con el sector más duro y ruidoso de la alianza.
La estrategia que llevaron adelante Fernández y el canciller Felipe Solá -crítico del régimen chavista- no evitó los choques internos, que llegaron al pico de tensión con el portazo de Alicia Castro, una dirigente muy cercana a la vicepresidenta que renunció a su designación para ocupar la embajada en Rusia por diferencias con la política exterior del Gobierno.
Al mismo tiempo, la postura frente al régimen es uno de los capítulos incómodos en la relación con Estados Unidos. La asunción de Joe Biden y el rol que asuma el nuevo presidente en la región todavía no están claros, pese a que el demócrata también mantendrá el reconocimiento a Juan Guaidó como presidente encargado.
En paralelo al silencio del oficialismo, el Pro difundió esta mañana un comunicado para cuestionar la "indiferencia" del Gobierno ante la "farsa electoral" del chavismo.
Ante una farsa electoral fraudulenta como la de Maduro, nosotros la denunciaríamos y deploramos que el gobierno no lo haga. pic.twitter.com/HvwnkAyD8A&— Federico Pinedo (@PinedoFederico) December 8, 2020
"Manifestamos nuestra profunda decepción por la falta de una postura inequívoca, coherente y comprometida con los valores democráticos por parte de la República Argentina. La indiferencia es inaceptable. Frente a los intentos de la dictadura venezolana por legitimarse y perpetrarse en el poder, nuestro país no puede mirar hacia otro lado", dice el escrito firmado por la presidenta del partido, Patricia Bullrich, y el secretario de Relaciones Internacionales de Pro, Fulvio Pompeo.
LA NACION