Los políticos están malditos
"Las elecciones siempre despiertan una especie de entusiasmo. Sí, podríamos como siempre dar paso a la pseudo inteligencia crítica y decir que se trata de una farsa, de un movimiento repetitivo y sin consecuencias, que las posibilidades de evolución son muy limitadas y que la oferta no es lo suficientemente buena. Pero lo verdaderamente repetitivo es este recurso esterilizante de una conciencia que no acepta las reglas reales del juego. El mejor camino sería el de entender que las elecciones y los candidatos son nuestros recursos actuales y reales para avanzar en el sentido de lo posible y a partir de allí esmerarnos en expresar nuestro deseo en el voto más certero posible.
"Que el Presidente intente plebiscitar su gestión forma parte de su libertad. Es posible que al dar ese giro esté apostando más fuerte de lo que apostaría si jugara callado. No me parece que haya que cebarse en una observación siempre descalificante, hay que entender que los personajes de poder -para decirlo campechanamente- se toman el juego "muy a pecho", y que si no lo hicieran así no serían figuras que tienden a ocupar cargos de esa envergadura. Hay que estar dotado de una cierta patología para llegar a ser presidente, una patología que en el mejor de los casos resulta útil, pero patología igual.
El PJ dividido en dos
"La división del peronismo es un fenómeno que obedece mucho más a la lucha de poder entre caudillos que a dos concepciones distintas del país posible. Si hay diferencias en este plano las veo secundarias respecto del plano del gran juego de fuerzas. Y tampoco en este caso se trata de un fenómeno criticable. Lo que no resulta valioso es que el país se exprese básicamente entre estas dos posibilidades, ya que ambas arrastran el estilo de administración de pobreza, demagogia y hundimiento nacional que caracteriza al peronismo más tradicional.
El peronismo es el padre golpeador de la Argentina.
"Y hay que recordar que, en definitiva, el peronismo es un estilo nacional, desperdigado en las costumbres de la gran población. Es ese carácter costumbrista de su raíz el que en ocasiones me dio pie para hacer el chiste -un poco siniestro pero también dotado de una importante dosis de verdad- de que el peronismo es el padre golpeador de la Argentina. El mal del peronismo es esa tendencia caudillista que se ve en tanto hijo y mujer golpeada en nuestro país, y en la intención de hacer de la tosquedad de la pobreza una "cultura popular".
"Muchos amigos más entendidos de política que yo -algunos peronistas y otros no tanto-, me han hecho la observación de que si bien Kirchner no resulta simpático lo que tiene de bueno este momento político es que podemos por fin pasar a retiro al duhaldismo, verdadero pobrismo nacional. No me parece una evaluación frívola, hay que tener en cuenta que incluso los pasos evolutivos pueden tener elementos retrógrados. No hay motivos para ver en el Frente para la Victoria la llegada de un esclarecimiento político valioso –lamentablemente todo indica que está lejos de tal cosa-, pero al menos tal vez se pueda terminar con una estructura viciada y dar luz a una cuyo vicio sea menor, o por lo menos más actualizado.
Virtudes y defectos de Cristina Kirchner e Hilda Duhalde
"Cristina es antipática, pretenciosa y resentida. Habla como si tuviera una lucidez que visiblemente le falta. Chiche se hace la buena como loca, carece de espontaneidad –como a su marido jamás se le va a escapar un gesto no controlado- y vende un producto más sencillito y agradable. La verdad, es difícil elegir…
"Sería mucho mejor para la maduración del país que el peronismo hubiera aceptado reducirse y no presentara una alternativa fatal como la que ofrece. Lo peronista, o lo sub desarrollado en nosotros, es en el fondo esta vida política que acepta que las reglas no se respeten. A nosotros ser respetuosos de las normas nos parece algo medio maricón, el tema de la importancia de las instituciones nos resulta una pavada, incluso la ley es como una formalidad mañosa. Creo que este rasgo no nos ayuda a mejorar.
La situación de Kirchner tras la elección
"Este es evidentemente un gobierno de transición. Vamos a tener gobiernos mejores, todavía no hemos terminado de vivir y sacar las consecuencias de la crisis de 2001. Espero que sea posible madurar la mentalidad política y que el populismo pueda ceder su lugar a visiones más complejas y a una mayor capacidad de trabajo, de gestión y de invención.
Tras "el que se vayan todos"
"El `que se vayan todos´ fue un berrinche. Desde una impotencia que no quiere tomarse el trabajo de dejar de serlo surgió una especie de escándalo lleno de hartazgo e indignación. Comprensible, por supuesto, hasta en parte revelador, pero por el momento se trata de un movimiento inacabado, porque falta dar el paso hacia un protagonismo político efectivo, que no tiene que ver con retroceder hacia las asambleas populares si no con avanzar hacia un voto más refinado y hacia una visión responsable y creativa de las situaciones problemáticas que vivimos como país.
La campaña
"Los políticos hablan desde el infierno: están malditos, la sociedad los abomina y ellos la temen. Sus intentos de llegar a establecer un diálogo con el votante normal (no con la mínima porción de la población que lee la sección política de los diarios) resultan inadecuados, pero nadie sabe de qué otra forma sería posible hacerlo. Cargar contra ellos en una actitud hiper crítica me parece inadecuado. El momento es raro, el cambio muy fuerte.
"Creo que lo que la gente necesita tiene más que ver con propuestas de trabajo y gestión como la de Maurcio Macri que con replanteos morales como los de Elisa Carrió. La verdadera moralidad no se logra hablando del bien y promoviendo la necesidad de recrear valores que no han muerto sino que se han transformado, e incluso muchos de ellos evolucionado. La verdadera moralidad es darle a la política el sentido de un servicio a la ciudadanía, soluciones, creatividad, logros.
"El camino moral en sí mismo es un camino vacío, nadie es bueno hablando del bien: bueno es el que hace cosas buenas, y a Carrió, tanto como a Rafael Bielsa, –representantes de un estilo político avejentado- la veo muy metida en esa trampa. Lamento que cuando alguien viene de afuera del mundo político y encarna una oportunidad para cambiar el juego reciba a cambio una avalancha de prejuicios."
El autor es filósofo y escritor. Su último libro es "Amor y país. Manual de discusiones".
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