Concentrado en llegar al ballottage, Mauricio Macri prefiere no pensar en el día después


MAR DEL PLATA.- "No seas ansioso… Esperá al domingo", dice Mauricio Macri, que así esquiva dar señales sobre el escenario que tendrá que administrar en pocos días. El Presidente no quiere saber nada con medidas o definiciones que tendrá que tomar tras las elecciones, ya sea en un eventual ballotage o por el comienzo de la transición. Mientras tanto, una nueva comunión con sus votantes lo vuelve a conmover y a impulsar.
"Estamos convencidos de que vamos a llegar al ballotage. Todo esto no lo empecé yo, lo empezaron cientos de miles de personas en todo el país, ha pasado todos los días. Ayer, en Rosario había más de 40.000 personas. Corrientes, igual. Lo mismo en Jujuy. En todos los lugares nunca pasó algo igual", sostuvo, entusiasmado, en un breve diálogo con LA NACION.
Macri vivió las marchas como si fueran un combustible para reforzar un sentimiento que lo atravesó desde el 24 de agosto, cuando la gente fue a la Plaza de Mayo para brindarle su apoyo. El Presidente leyó esa movilización como un mandato y a partir de ese momento nació la idea de las marchas.
En la Casa Rosada están convencidos de que el efecto de las marchas, que con la de ayer en Córdoba fueron 32 en un mes, sumado a una mayor participación y la fiscalización serán la llave para llevar la elección a un mano a mano con Alberto Fernández.
El Presidente está seguro de que hay una mayoría que valora su gestión más allá de la crisis económica. "Haber logrado cambiar la cultura del poder, la forma de vincularnos entre el que gobierno y el ciudadano. Haber modernizado a la Argentina, haberle dado infraestructura que no tenía, volver al mundo, poner al narcotráfico en retroceso y mejorar la educación son cosas que te dan fuerza para encarar lo último que falta que es la economía", describió el jefe del Estado. Y agregó: "Igual, todavía no se nota en el bolsillo, pero hay cosas estructurales que ya están mejor".
El optimismo que se respira cerca del Presidente también invadió a su candidato a vicepresidente, Miguel Pichetto. "Esto no se vivió nunca. Toda esta gente se movilizó sola. Sería bueno que haya ballotage para confrontar los dos modelos de país. El kirchnerismo atrasa 50 años", lanzó, filoso, el senador por Río Negro.
Antes de que la caravana saliera raudamente rumbo al aeropuerto, Macri volvió sobre lo que cree que está en juego el domingo. "Más allá de cualquier cosa estamos defendiendo los valores en los que creemos. No creemos en otra Argentina que no sea con honestidad, respeto y diálogo", cerró el Presidente, que se tiró en la combi que lo esperaba en una de las calles laterales. Adentro lo aguardaban, pacientes, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal –habló antes que el Presidente–; el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza; el vocero presidencial, Iván Pavlovsky, y su amigo el empresario Fernando Marín.
Mientras en la otra trinchera ya dan por descontado el triunfo, como publicó ayer LA NACION, cerca del equipo de campaña de Alberto Fernández pronostican una victoria de entre 18 y 23 puntos de diferencia, en el entorno de Macri miran de reojo como algunos colaboradores y allegados del candidato del Frente de Todos comienzan a repartirse los cargos. "Les pasó lo mismo en 2015", manifestó, con cierto fastidio, uno de los hombres de confianza del Presidente.
Desde la Casa Rosada también se preparan para un lunes difícil, cualquiera sea el resultado final del 27. En las últimas horas corrió el rumor de que incluso el Presidente podría decretar un feriado cambiario, algo que fue rotundamente desmentido por fuentes cercanas al jefe del Estado.
Ayer, en tanto, se terminó el "Sí se puede" tour. Macri cerró la campaña en la plaza Vélez Sarsfield, en capital de Córdoba, provincia que le permitió vencer a Daniel Scioli en 2015. Fue la marcha número 32 en un mes, donde el Presidente reunió 1.500.000 de personas. "Le puso todo", dijo uno de sus hombres de confianza.
Si bien están enfocados en lo que ocurrirá el domingo –Macri votará al mediodía y después pasará la tarde en la quinta Los Abrojos, en Malvinas Argentinas–, el Gobierno ya avisó que en caso de perder la elección comenzará una etapa de " cooperación" con la actual oposición. Eso sí, esa convivencia tendrá límites: Macri no hará la "tarea sucia" que pretende el kirchnerismo.
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