"No soy un juez corrupto", declaró Freiler en su alegato en el juicio político
Negó las acusaciones, pero no aportó pruebas sobre las causas del aumento de su patrimonio
"Estoy orgulloso de no haber dejado de lado mis convicciones a cambio de mantener, a cualquier precio, un buen pasar económico o el estatus de juez. Si ustedes consideran, así seguirá mi carrera judicial. Si no, me voy a retirar muy orgulloso de todo lo hecho hasta ahora", afirmó, emocionado, Eduardo Freiler en su alegato final del juicio político por su enriquecimiento indebido.
Su breve intervención sonó a despedida. El camarista federal, polémico por algunos fallos, pero sobre todo por su abultado patrimonio, prácticamente no aportó documentación para desmentir ninguna de las acusaciones realizadas. "No voy a hacer el trabajo yo por los acusadores", argumentó el juez, cuya remoción analiza el jury de enjuiciamiento.
Durante las ocho horas de la audiencia final, su defensa no acreditó cuál fue el origen de los fondos con los que adquirió su mansión frente a la quinta de Olivos. Tampoco explicó por qué recibió 12 cheques provistos por un empresario para comprar un Mercedes-Benz e intentó justificar la adquisición de una moto de agua como un regalo de otro empresario para sus hijos.
El jurado de enjuiciamiento, integrado por siete miembros, comunicará su veredicto el 17 de noviembre. La acusación, liderada por el diputado Pablo Tonelli y el consejero Miguel Piedecasas, necesitará, al menos, cinco votos positivos para que Freiler sea destituido como miembro de la Sala I de la Cámara Federal.
Por ahora, al oficialismo le dan las cuentas para destituir al juez, según pudo reconstruir LA NACION de distintas fuentes judiciales.
El alegato final
"No están juzgando a un juez que fue un mal juez", dijo el camarista apenas tomó la palabra. Y apuntó contra el presidente Mauricio Macri , quien -sostuvo- lo nombró específicamente cuando el Consejo de la Magistratura aprobó su juicio político.
Freiler quedó bajo la lupa por el trámite de causas que beneficiaron al kirchnerismo, como el rechazo de la denuncia del fiscal Alberto Nisman o el desplazamiento del juez Claudio Bonadio de la causa Hotesur.
"Chiche", como lo llaman sus colegas, compuso durante diez años un lugar clave en la Justicia.
La Sala I de la Cámara Federal, que integró junto a Eduardo Farah y Jorge Ballestero, supo tener excelente sintonía con el kirchnerismo. La presencia de Freiler le permitía componer una mayoría que manejaba la mitad de las causas sensibles que llegaban a Comodoro Py.
"No soy un juez corrupto", gritó Freiler frente al jury. Su defensa, que nunca se sintió cómoda en el juicio político -diferente del juicio penal-, sostuvo que en este proceso ellos no deben probar su inocencia, sino que es la acusación la que debe entregar la documentación para probar su mal desempeño.
Argumentos
La defensa del camarista señaló, además, que no existe un peritaje contable oficial realizado sobre su patrimonio y que, en el caso de su caserón frente a la quinta de Olivos, la tasación presentada por la acusación no es oficial.
"Los invito a los miembros del jurado que visiten la casa de Freiler para que vean realmente cómo vive", dijo su abogado. Pero prácticamente no presentó documentación para rebatir los argumentos de los acusadores. Será difícil, de todas maneras, que el jurado de enjuiciamiento lo faculte para volver a desempeñarse como juez ante las dudas que sobrevuelan su incremento patrimonial.
Su abogado intentó explicar algunas de las polémicas adquisiciones de Freiler, pero despertó murmullos en una silenciosa platea. Como cuando sostuvo que su moto de agua había sido "un regalo de Reyes" del empresario Guillermo Martín para los hijos del juez.
El empresario Martín, además, pagó al menos dos viajes de Freiler y su hijo en 2015 para competir en carreras de autos de colección en la Patagonia, por unos US$ 8000.