Tullio: "No hubo una decisión de esconder nada"

El Gobierno justificó ayer las seis horas de demora en la difusión de los primeros resultados electorales y negó lo que la oposición dio por hecho: que fue un intento de esconder al menos por un rato los números, mucho peores de lo que esperaba el Frente para la Victoria (FPV).

El director nacional electoral, Alejandro Tullio, dijo ayer a LA NACION que "no hubo una decisión de esconder nada" y que "no importó el resultado" al momento de resolver cuándo empezarían a difundir datos. Añadió que la espera obedeció a "un pedido previo de prudencia" que le había hecho la oposición semanas antes, "cuando el escenario era muy distinto".

-¿Intervinieron la Presidenta o Daniel Scioli en su decisión de demorar la publicación?

-No, para nada. Y no fue una decisión, fue una situación: cuando se superó el 35% de carga de la provincia de Buenos Aires, yo le dije al ministro [Julio Alak]: "Vamos a bajar". Puede haber criterios encontrados, pero la oportunidad respondió a la lógica de una situación previa. En todo caso, nos pasó por atenernos al protocolo.

Según Tullio, el Acuerdo Parlamentario por la Transparencia (que agrupaba a legisladores en alerta después de las escandalosas elecciones de Tucumán) llevó al Ministerio de Justicia "una serie de puntos" de aspectos a modificar. "El último era que la carga del escrutinio fuera aleatoria y que se difundieran los resultados sólo cuando la probabilidad de que se modificaran fuera de no más del 2%". Tullio relató que sobre la base de esto, el viernes previo a las elecciones, en una conferencia de prensa, había anunciado que el horario de publicación sería entre las 23 y 23.30.

-¿Lo llamaron anoche [por anteanoche] del Gobierno?

-No, no me llamó nadie. Todos sabían que a las 23.30 se iba a difundir la información. Terminamos dando la orden a las 23.45, pero a las 18 todas las fuerzas políticas supieron cómo era su situación. Nosotros estábamos más concentrados en que llegaran los telegramas, se procesaran bien y demás.

En rigor, los primeros datos oficiales se dieron a conocer minutos después de la medianoche, cuando en las redes sociales era el reclamo central la falta de información. Un rato antes, el radical Ernesto Sanz, en el búnker de Pro, hizo un duro llamado al Poder Ejecutivo: "Exigimos al gobierno nacional que cargue los datos".

Para ese entonces, ya habían hablado públicamente todos los candidatos presidenciales. Todos habían dado por confirmado que habría ballottage. Y todos sabían incluso que María Eugenia Vidal se imponía en la provincia de Buenos Aires.

"Yo, personalmente, tres horas antes o un poco más, dije que íbamos a dar [los primeros resultados] cuando la provincia de Buenos Aires tuviera un peso significativo. Y cuando dimos el resultado, la provincia tenía el 40%", insistió Tullio. "¿Se podría haber dado antes? Se podría haber dado antes, pero hubiera desoído lo que antes me habían pedido", agregó.

En la Argentina no hay una norma que regule cómo y cuándo el Poder Ejecutivo debe difundir los resultados provisorios de las elecciones (el escrutinio definitivo, en cambio, depende de la Justicia). Lo deciden los funcionarios del Gobierno.

Según Tullio, hay tres criterios posibles: esperar un "x" porcentaje escrutado; empezar a subir información a una hora determinada, y, "el más controvertido", esperar hasta que los datos sean irreversibles.

"Eso es algo que ayer debió haber sido una hora y media después. A mí no me parece, pero los partidos me pedían esto. No quiero trasladarles la responsabilidad, son explicaciones muy incómodas, pero por suerte estamos discutiendo sobre la hora y no sobre el contenido de esos resultados", afirmó.

Tullio dijo también que la difusión de los datos de las mesas será diferente en la segunda vuelta, el 22 de noviembre próximo. Sobre todo, porque en todo el país se elige sólo una categoría.

"Va a ser muy distinta y mucho más fácil -adelantó-. Son dos boletas y dos nombres, distrito único, igualdad total."