Reglas simples que les permiten alternar en sociedad
Todas las satisfacciones que, por lo común, brinda la convivencia con un perro se diluyen si la mascota no está convenientemente educada. Un animal que ladre en forma innecesaria, rompa objetos, ensucie dentro de la casa o se escape durante los paseos deja de ser el mejor amigo del hombre para convertirse en un problema. Que además tiende a agravarse con el paso del tiempo, pues da origen a un círculo vicioso que parece no tener fin.
En efecto, cuando el perro molesta, el impulso natural de su dueño es tomar distancia. Entonces la mascota se carga de ansiedad y, consecuentemente, su comportamiento es cada vez más negativo. Si, por ejemplo, se deja el perro afuera porque desordena o ensucia la casa, cuando se le permita entrar con seguridad la excitación lo llevará a conducirse peor que antes.
La única alternativa para romper ese círculo negativo es enseñarle normas básicas de comportamiento que le permitan alternar en sociedad. En este sentido, la conquista más pequeña puede significar un paso gigantesco. Que un perro aprenda algo tan simple como sentarse y permanecer quieto en un lugar no parece un gran avance. Sin embargo, modificará su actitud en numerosas circunstancias: esperará sentado cuando se abra el portón para sacar el auto, se quedará quieto cuando se encuentre con otro perro durante un paseo, no molestará mientras la familia almuerza y no saltará sobre los amigos que vengan de visita.
Para obtener resultados en esta tarea sólo es necesario armarse de paciencia y dominar algunos secretos del comportamiento canino, que pueden adquirirse en numerosos libros que existen sobre el tema. Otra opción es recurrir a la ayuda de profesionales especializados, al menos hasta que la mascota alcance el nivel que los expertos denominan de educación básica. Un perro adiestrado acude cuando se lo llama; se lo puede soltar y pasear; no se pelea con otros perros; obedece órdenes aun en situaciones nuevas, lo cual facilita su manejo, para citar algunas situaciones. "Con la ayuda de un adiestrador profesional se podrán lograr resultados asombrosos en unos cuatro meses --afirmó Manuel Leunda, director de Las Lunas, empresa especializada en servicios para mascotas--. Ya con el perro educado, será mucho más fácil manejarlo y sacar ventaja de lo que aprendió. Este aprendizaje será mantenido en el tiempo por la sola interacción con su dueño, que usará códigos de disciplina para comunicarse."
Por su parte, el adiestrador norteamericano Tim Cruser, director de Cruser School for Dogs, que ganó importantes premios internacionales con sus alumnos, afirmó que este nivel elemental de instrucción es imprescindible no sólo para que resulte sencilla la convivencia, sino para que el animal asimile el adiestramiento para determinadas circunstancias.
"Si se quiere educar al perro para solucionar un problema de conducta específico hay que considerar que este adiestramiento es correlativo al proceso de educación básica --explicó--. Si se completa ese proceso, el perro aprenderá, ante todo, a obedecer y comprenderá mejor lo que su dueño pretende de él."
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