El aislamiento social está cambiando el negocio de los alquileres temporarios y activa la demanda de una clientela impensada, como los médicos que están atendiendo a personas afectadas por el coronavirus Covid-19. También hay demanda del personal del Ministerio de Seguridad que tiene autorizada la salida de sus hogares para realizar los operativos. En estos casos puntuales buscan departamentos amplios para alquiler temporario y compartir el espacio con otros compañeros de trabajo en las mismas condiciones. Los que no tienen mayor disponibilidad de dinero, optan por monoambientes.
"Están preocupados por la posibilidad de contagiar a sus familias", relata Alejandro Schuff, director de Soldati Propiedades. Detalla que suelen buscar inmuebles fuera de las áreas turísticas, porque los presupuestos que manejan y las necesidades no convalidan estar en una zona top. "Hay propietarios que por la caída en la demanda tienen sus inmuebles vacíos y están aceptando esta opción. Si bien aún no lo vimos, creemos que en un futuro próximo se dará una migración de las unidades destinadas a Airbnb al alquiler tradicional", reconoce otro agente inmobiliario que está en la búsqueda de cinco unidades para los jefes de los procedimientos de seguridad de la ciudad de Buenos Aires. "Puedo, pero no quiero volver a casa", afirma con la voz entrecortada por la angustia el jefe de guardia de uno de las clínicas más famosas de Barrio Norte.
Llave por delivery
La forma de entrega es todo un desafío en tiempos en los que la pandemia avanza. Algunos brokers aceptan que solo los propios dueños –siempre que quieran hacerlo– sean quienes firmen todo y entreguen las llaves de su hogar al futuro inquilino. También están solicitando un permiso de excepción para circular, teniendo en cuenta que quien alquila un departamento temporal en este contexto lo hace por fuerza mayor; es decir, no tiene donde ir.
"Las pocas entregas realizadas en los últimos días las estoy resolviendo enviando la llave por Rappi", comenta Lady Siebenhaar, titular de Nativa Soluciones Inmobiliarias. La broker comenta un caso puntual: un inquilino con fecha de operación en la Fundación Favaloro que tenía que internarse esta semana y optó por una unidad en Belgrano al 1300 en el barrio de Monserrat. "Hay movimiento", reconoce Siebenhaar, quien además tenía varias unidades reservadas de un vuelo que aterrizó el sábado pasado pero el Gobierno derivó a los pasajeros a hoteles.
Otro caso concreto fue el pedido de una compañía de tarjeta de crédito que le solicitó departamentos para los ejecutivos de la empresa que necesitan estar instalados en la zona del microcentro, cerca de las sucursales de los bancos. "Si bien tradicionalmente la demanda se centra en Palermo, los pedidos de los últimos días se centraron en la zona del bajo porteño y en el microcentro", enumera la broker. Su empresa se especializa en contratos que tienen entre tres meses y tres años de duración con un promedio general de 12 meses.
"Casi no trabajo con turistas, sino con ejecutivos de empresas y estudiantes de posgrados", detalla. En su cartera maneja monoambientes que se alquilan desde $30.000 al mes hasta otros de US$700, y pisos de cuatro ambientes que superan los US$2000 de alquiler mensual.
"Mucha gente que planeaba cambiarse de propiedad cuando se terminaba el contrato está optando por quedarse", agrega Dario Rizzo, CEO de Alternativa Propiedades, una firma con un modelo de negocios con foco en el relocation –el alquiler de propiedades a personas que necesitan instalarse en una ciudad por un período determinado de tiempo–. Sus contratos tienen una duración mínima de un mes y se extienden a un año, con un promedio que ronda los 90 días. "Suelen alquilarlos los estudiantes, ejecutivos, los recién divorciados y las familias que están remodelando sus casas", detalla.
Los brokers consultados aseguran que por ahora los consorcios de los edificios donde se encuentran las unidades no manifestaron resistencias como sí había ocurrido semanas atrás con la llegada de los extranjeros.
Creatividad a la orden del día
Un dato curioso en tiempos de pandemia es la creatividad para acompañar a los clientes. Siebenhaar, por ejemplo contrató, a un coach para que brinde videoconferencias a quienes necesitan contención, como a quienes están viviendo en un monoambiente solos sin la posibilidad de dar un paseo. "El objetivo es que no se sientan angustiados", agrega, y comenta que ya hay incluso propietarios que quieren disfrutar de ese espacio.
En cuanto a los cambios en el negocio, ya no se cobra en dólares y se espera una baja de precios en los alquileres temporarios. "Sí todo continúa así, estamos estimando una baja del 30% para los próximos meses", finaliza Rizzo, quien administra un promedio de 1200 unidades en alquiler temporal que se ofrecen desde los $28.000 por mes con gastos incluidos (luz, Internet y servicio de cable, entre otros).