La manzanilla es una de las hierbas medicinales más utilizadas por su capacidad para combatir la ansiedad, los malestares estomacales y las inflamaciones.
La manzanilla está llena de virtudes y no sólo promueve la salud de las personas, sino también la de las plantas que se encuentran a su alrededor.
Hay un mote que grafica sus virtudes de una manera perfecta: el botánico y herborista inglés Nicholas Culpeper, que vivió e investigó las virtudes de la manzanilla hasta el año 1654, la llamaba “el médico de plantas”.
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Su otro nombre, camomila, proviene del griego Kamai melón, que significa manzana de tierra, ya que la manzanilla crece al ras del suelo y tiene un delicado aroma que recuerda al de la manzana.
Contiene flavonoides, ácidos grasos, azuleno y taninos. Se utiliza generalmente seca en infusiones.
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Propiedades de la manzanilla
Es una de las plantas medicinales más conocidas y utilizadas en infusiones, baños, en preparados a base de aceites, talcos y cosmética.
Su principal característica es la de combatir el insomnio, pero la manzanilla también tiene propiedades sedantes, antiinflamatorias y antiespasmódicas.
Generalmente se consume seca, en infusiones. Es ideal para después de las comidas por sus efectos calmantes del sistema digestivo.
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Cultivo, cuidados y cosecha
Se siembra directamente en la maceta o en la tierra al reparo de las heladas. Como la semilla de la manzanilla es muy pequeña, se debe hacer en forma superficial, cubrir con algo de compost y regar con cuidado.
Prefiere la media sombra, los suelos ricos en nitrógeno y materia orgánica y es necesario controlar que las malezas no avancen y compitan con su espacio.
A partir de diciembre se cosechan las flores. Es recomendable hacerlo en días soleados y secos. Conviene dejarlas secar a la sombra y luego guardarlas en frascos de vidrio oscuro.